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Club Atlético Corazón: un lugar para escribir y leer en Posadas

Dos artistas multifacéticas hicieron una alianza clave para compartir su pasión por la literatura a través de dos propuestas muy curiosas: Trópico emocional, un taller de escritura y Club Atlético Corazón, un espacio para la escucha sensible.

Este martes a partir de las 20h en la Biblioteca Popular Posadas, está previsto un recital de poesía que reunirá a escritores locales con la presencia de Gabriela Bejerman, una reconocida artista que aborda textos de forma fresca y con elementos performáticos. Este evento es impulsado a su vez, por dos personas que le dedican una gran cantidad de tiempo a su amor por lo literario, Antonella Giudice (Pipi para los amigos) y Belén Maldonado. Se conocieron hace poco tiempo y sin embargo, mucho es lo que ha sucedido desde entonces.

En el caso de Pipi, una posadeña de muchos oficios artísticos, su relación con la literatura llegó a través de su madre, que cuando era adolescente solía regalarle algunos clásicos como Bécquer o Neruda. Sin embargo, a raíz de algunos “movimientos personales” se reencontró con la lectura literaria alrededor del año 2018. En ese momento, escuchó algunas recomendaciones para animarse a realizar la experiencia de Aproximaciones al Texto, un taller coordinado por Carla Curti que lleva más de diez años en desarrollo ininterrumpido. Allí, sin saber mucho qué esperar, le dió lugar a un hábito que luego se volvió muy necesario: compartir un espacio de escritura y poder reflexionar  sobre la práctica en sí.

Antes eran otras las actividades a las que se dedicaba y sus procesos eran distintos, por ejemplo, cuando estudiaba antropología y escribía registros etnográficos. Además, Pipi también estudió danza y teatro durante muchos años, por lo que siempre estuvo relacionada a otras disciplinas artísticas. En 2016 vió una obra que le cambió la mirada sobre la literatura y sus posibilidades, se llamaba Todo Piola y se presentó en el Centro del Conocimiento, era una adaptación de poemas de Mariano Blatt. Lo que la movilizó mucho en particular, según cuenta, “fue la forma en la que el texto hablaba de los vínculos de la obra”. Y claro, la curiosidad la llevó a buscar en Google y allí se encontró con un grupo enorme de escritores que no conocía.

Belén por otra parte, desde muy pequeña conectó con la escritura con su propio estilo. Nacida y criada en Necochea, lejos de su domicilio actual en la capital misionera, usaba la palabra para escribir “cosas que no me animaba a decir de otra manera”. Su inspiración pasaba muchas veces por redactar cartas para su familia, sus compañeros del colegio, personas que admiraba o personas a las que no podía haber expresado su malestar en un momento dado. Una vez, encontró una carpeta de su madre en la que había poemas dedicados a distintas personas y probó incorporar los versos a su juego. Más hacia la adolescencia, encontró su lugar en las bandas de punk rock que tenían sus amigos escribiendo las letras de sus canciones, probando otros estilos con el entusiasmo propio del momento.

De todos modos, Belén reconoce que una cosa es tener la “sensibilidad” para disfrutar o hacer distintos tipos de arte y que no necesariamente se relaciona con “forjar un camino de práctica y trabajo para poder lograr otras cosas”. En ese sentido, para ella fue clave mudarse a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y además de sumarse a sus primeros talleres de escritura, poder conocer el mundo de las editoriales independientes. Si bien su camino tuvo muchos vaivenes, publicó libros de poesía y hasta se permitió abandonar los talleres, eso sí, nunca dejó la práctica de la escritura. En su persistencia, es donde ella aclara que “encontró el valor que antes no le daba”. También fue importante la influencia de Margarita Roncarolo, una profesora con la que aprendió a salir de las zonas cómodas de la escritura, como las ganas o la inspiración. “Las consignas te proponen un ejercicio que no depende de eso, justamente” explica.

Cuando se mudó a Misiones, Belén conectó casi al instante con Pipi. Según ella, lo principal fue encontrar una dinámica de trabajo en conjunto. Con esa ventaja, se pusieron manos a la obra para proponer su propio taller de escritura, con las atenciones y preguntas que les interesaba compartir con quienes se sumaran. Así surgió Trópico Emocional, que sucede actualmente en el Museo de la Triple Frontera, un espacio de escritura donde se comparte “la escritura por contagio”, recurriendo a autores contemporáneo y buscando en sus voces la consolidación de una voz propia con la que poder expresarse. Y claro, eso llevó orgánicamente a la necesidad de gestionar un espacio donde poder escuchar y leer esas producciones: el Club Atlético Corazón.

Este evento de poesía sin aditivos ganó fuerza por concentrar su energía en la sola lectura de textos. Sin música ni otras distracciones, estas compañeras confían en el poder de la palabra y sus mecanismos sensibles, por lo que armaron un ciclo donde incluyeron a diferentes escritores de la ciudad con el fin de que se nucleen y compartan un lugar de pertenencia: todo lo que un club puede ofrecer. En esta ocasión, la conspiración constante de estas talleristas hizo que Gabriela Bejerman se contactara con ellas para aprovechar su viaje al Litoral y compartir la edición especial que tendrá lugar este martes en la Biblioteca Popular. La invitada de honor cuenta con un enorme recorrido en el oficio y es para Pipi una “señal de que las cosas se están moviendo”.

Más sobre Gabriela Bejerman

Nació en Buenos Aires en 1973. Publicó narrativa: Presente perfecto, Linaje, Heroína y Un beso perdurable. Un manual literario: El libro de escribir (Rosa Iceberg). Su poesía se reunió en un volumen: Pompa, que abarca seis libros más un inédito, titulado Poesía para bailar. Fue publicado por Mansalva en 2022.

Gabriela Bejerman