Quizás entre tanta tecnología de fácil alcance los niños de hoy no sepan quien fue Carlitos Balá, el humorista infantil más grande que tuvo la historia argentina y que falleció en la noche del jueves a los 97 años.
El creador de la mítica frase “¿Qué gusto tiene la sal?” o de términos como “sumbudrule” y del “chupetómetro”, que comenzó trabajando como vendedor ambulante en una línea de colectivo, se convirtió en un referente de grandes y chicos y varias generaciones crecieron a su lado y hoy lo llorarán.
A lo largo y ancho del país son innumerables los homenajes al humoristas, desde calles con su nombre, murales en inmediaciones a la cancha de Chacarita (club del que era hincha) y hasta una línea de colectivos (la 39, donde empezó a trabajar) rinde culto con ploteos de sus unidades y murales en la cabecera.
En Misiones hay un lugar que lo recordará para siempre y quizás un simple cartel con su nombre sea el puntapié para que un niño sepa quien fue o revivan los mágicos momentos de padres o abuelos.
En la localidad de Garupá, a pocos metros de Posadas hay una humilde plaza que lleva su nombre. Ubicada sobre la colectora del acceso sur y la calle 74, cuenta con los juegos necesarios para ser considerado un espacio de encuentro vecinal y de alegría para los niños.
La distinción de este espacio está en el caño que sostiene las hamacas, allí hay un cartel colorido que dice “plaza Carlitos Balá, homenaje de la Comisión Vecinal del barrio Alberto Roth”. ¿Qué mejor que una plaza para homenajear a quien hizo felices a millones de niños durante tanto tiempo?
