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¿Qué recordás de la Semana del Estudiante? ¡Ellos respondieron!

“Un Día Perfecto” desató una cadena de recuerdos. Músicos, periodistas y docentes compartieron risas y metidas de pata ¡Entrá en la nota y enterate!

En “Un Día Perfecto”, Ale Ojeda y Ariana Cáceres tiraron una pregunta al aire —¿qué recordás de la Semana del Estudiante?— y el programa se volvió una máquina del tiempo. Lo que empezó como un juego se transformó en un confesionario lleno de anécdotas.

Alejandro Ojeda reconoció la táctica casi ritual: reservar faltas para poder faltar cuando de verdad importaba la diversión. Entre saludos a viejos amigos y confesiones en tono de nostalgia, contó cómo esas semanas se convertían en mini vacaciones clandestinas, con huellas de responsabilidad y mucha complicidad adolescente.

Ariana Cáceres, en cambio, lanzó una mirada crítica y cariñosa hacia su pasado escolar: para ella la Semana del Estudiante fue más charla, misa y “concientización” que diversión. Describió picnics techados, curas con sermones y películas para “portarse bien” —una mezcla de solemnidad y aburrimiento que hoy se recuerda con ironía y con la esperanza de que las generaciones actuales la pasen mejor.

Las voces de la ciudad sumaron color: Maggie Galeano habló de horas libres para compartir; Pablo Achingo evocó escapadas con primas al Parque de la Ciudad con sandwichitos y jugos; mientras que Toribio recordó la deuda moral y económica de pedir 200 remeras por un malentendido y pasar meses vendiendo pollo para saldarla. Historias que prueban que la Semana del Estudiante también forja aprendizaje —alguno rutinario, otro a base de risas y responsabilidad.

Los músicos cerraron con ritmos y recuerdos de escenarios improvisados: Tito Agulla rememoró conciertos que parecían infinitos hasta que la multitud se desbordó, y Osvaldo De la Fuente narró cómo la estudiantina lo puso ante un director que vio talento donde él solo veía ensayo. Finalmente la psicóloga Silvana Spaciuk trajo la foto de la promoción final, la rivalidad con la autoridad escolar y la manguera que terminó de limpiar —o de empapar— todas las marcas de esa semana. Porque al final, la Semana del Estudiante se parece a una canción: tiene estribillo, desaciertos, aplausos y algo que siempre nos hace volver a tararear.