A principios de 2022 Microsoft y Activision Blizzard sorprendieron con uno de los anuncios ya no solo del año, sino probablemente de la década en el sector tecnológico, tanto por sus implicaciones como alcance económico: los de Redmond se harían con el estudio de videojuegos de Santa Mónica, detrás de sagas tan exitosas como ‘Call of Duty’, ‘Diablo’ o ‘Warcraft, por un vertiginoso desembolso de 68.700 millones de dólares.
Ya pasó un año desde que se hiciera el anuncio, pero la operación sigue afrontando desafíos por su potencial impacto en el mercado. El mayor de todos, quizás, sea el recelo del propio organismo regulador de EEUU, la Comisión Federal de Comercio (FTC), que en diciembre presentó una demanda para bloquear la operación por el daño que, considera, podría causar a la competencia del mercado. “Microsoft ya ha demostrado que puede retirar y retirará contenidos de sus rivales en el sector de los videojuegos”, llegó a decir la directora de Competencia de la FTC.
El del FTC no es sin embargo el único temor que deberá vencer la multinacional capitaneada por Satya Nadella si quiera llevar a buen puerto la operación. Ahora los medios europeos han revelado que la UE acaba de enviar a Microsoft una advertencia antimonopolio formal, una declaración con objeciones en el que las autoridades comunitarias desgranarían las razones por las que el acuerdo anunciado en 2022, al menos en sus términos actuales, podría amenazar la competencia en el mercado.
La noticia tiene poco de sorprendente. A mediados de enero Reuters ya avanzaba que probablemente la Unión acabaría enviando una advertencia antimonopolio a Microsoft. No se conocen detalles sobre el contenido o los puntos exactos en los que incidirían los técnicos de la UE, pero el documento recogería básicamente las preocupaciones que genera el acuerdo. De lo que sí se habla en concreto son las razones por las que el pacto «podría amenazar la competencia leal».
El documento no es extraño en fusiones de calado como la que pretenden concretar Microsoft y Activision Blizzard y desde luego tampoco significa que la operación vaya a ser vetada, pero sí es un hito en el proceso. La Comisión Europea decidió en noviembre abrir una investigación “en profundidad” sobre el acuerdo y tiene aún cierto margen, hasta el 11 de abril, para tomar una decisión.
Ya entonces el órgano comunitario dejaba ver su preocupación por el acuerdo: “Microsoft puede tener la capacidad, así como un potencial incentivo económico, para emprender estrategias de exclusión frente a los distribuidores rivales de videojuegos de consola de Microsoft, como impedir que estas empresas distribuyan los videojuegos de Activision Blizzard en las consolas o degradar los términos y condiciones para su uso o acceso a estos videojuegos”.