Por Fernando Oz
En la cúpula de la Renovación hubo enojo cuando algunos integrantes y aliados del partido, operaron y hasta festejaron candidaturas nacionales en Buenos Aires sin la autorización correspondiente. El rumor que surgió hace dos semanas sobre una fórmula presidencial del Frente de Todos integrada por Sergio Massa y Eduardo Wado de Pedro, sumado a la foto de ambos y a las especulaciones periodísticas, envalentonó a algunos dirigentes que buscaron posicionar candidatos al Congreso.
La idea de una alianza electoral entre el Frente Renovador de la Concordia, el massismo y el kirchnerismo, corrió en algunas conversaciones. En otras mesas se puso el rol del PJ en las próximas elecciones.
“Con la boleta corta nos sentimos muy cómodos. Todos necesitamos que a Massa le vaya bien, pero no mezclemos las cuestiones electorales. Todavía falta mucho y la agenda del misionerismo se escribe en Misiones, no en Buenos Aires”. Esa es la posición que se fijó hasta el momento en la conducción de la Renovación.
Las roscas no llegaron a calentarse. Una serie de comunicaciones telefónicas bastaron para dejar en claro que las relaciones entre el Gobierno nacional y el provincial son dulces y primaverales.
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En el Senado vencen los mandatos de los renovadores Maurice Closs, Maggie Solari, y de uno de los principales jefes del PRO, Humberto Sachiavoni. El FdT tiene mucho interés en colocar al menos un senador porque necesita tener una Cámara alta con mayoría ante un panorama electoral desalentador.
En Diputados ocurre lo mismo. El misionerismo pone en juego una banca, la de Diego Sartori. Al FdT se vence el mandato de la camporista Cristina Brítez y del líder del partido Agrario y Social, Héctor Cacho Barbaro. El tiempo también se le agota a Alfredo Schiavoni, del PRO.
Sartori quiere ser reelecto. Brítez ya les dijo a Wado y a Máximo Kirchner que quiere subir un escalón, ir al Senado. Cansado del ruido de la city, Cacho quiere volver a estar bajo el calor de la Legislatura misionera. Alfredo se siente cómodo y pide cuatro años más en Buenos Aires, el tema es que nadie lo escucha.
El clossimo no quiere perder su principal bastión. Maggie está más cerca de los negocios inmobiliarios que de la política. Lo del diplomático Sartori merece dos párrafos aparte.
Al diputado le esperaría un lugar en el gabinete del próximo gobierno. Aunque el quisiera quedarse en la Cámara baja. De todos modos, Sartori no saca un ojo de Alem. El intendente Waldemar Wolenberg se atrincheró en la municipalidad y ya anunció a los suyos que irá por la reelección. Pero el concejal Matías Sebely también aspira a la intendencia y recibió la bendición del diputado nacional. La interna entre los herederos de Sartori está que arde.
Pero quien parece que se sumó a la comparsa fue Heidy Schierse, la esposa de Sartori, quien sorprendió al crear una agrupación política. Ella también buscaría la intendencia. Como si eso fuese poco, días atrás llamó la atención la visita de Hugo Passalacqua a Pablo Tschirsch, quien también anda con ganas de volver al ruedo. “No me quieran buscar herederos que yo todavía no estoy en un cajón”, dijo con cierto sarcasmo el legislador nacional. Parece que la renovación tendrá varios sublemas en Alem.
El clan de los Velázquez también reclamó un lugar en la ancha avenida que plantea Massa. El exconcejal Alejandro Velázquez está interesado en un lugar en la legislatura provincial y la diputada Silvia Rojas quiere estar en el Congreso, en la Cámara baja. El jefe del sindicato de los camioneros en la Tierra Sin Mal, Adolfo Velázquez, también se ofreció. Todo por dos pesos.
“Nosotras también queremos que nos tengan en cuenta en el armado de listas”, reclamó Élida Vigo, semanas atrás, durante un encuentro de mujeres renovadoras en Santo Pipó. Hasta pidió un “Cabildo Abierto”, para preguntarle a Carlos Rovira por qué no funciona el Banco de la mujer, por qué se suspendió la expo-mujer y por qué se han dejado de lado las políticas inclusivas. La exsenadora buscó marcarle la cancha a la ministra de Trabajo, Silvana Giménez, quien tejió en silencio redes con Buenos Aires para que alguien pida por ella y así garantizarse el espacio que dejará la senadora Solari.
Por arriba de todo eso aparece la relación entre Rovira y Oscar Herrera Ahuad con Massa, Wado y el jefe de Gabinete Juan Manzur. En términos institucionales, y más allá de los reclamos al Gobierno nacional, todo indica que es un buen momento para la provincia, de hecho, en los próximos días, comenzará un desfile de funcionarios nacionales por la Tierra Sin Mal. |