Valentina Ferrari y su reencuentro con la Tierra sin mal

Desde muy pequeña, comenzó su carrera como modelo profesional y en poco tiempo se hizo un lugar en las marcas más destacadas de la moda europea. Cómo fueron sus inicios y qué trabajo realiza para Gucci y otras casas de alta costura.

Cuando tenía apenas 12 años, Valentina Ferrari comenzó un camino que hoy la lleva a estar entre las principales marcas de Italia, Inglaterra y Francia. Sin imaginarlo, participó de la Fiesta Nacional del Inmigrante con la colectividad nórdica, donde fue descubierta por agentes que vieron condiciones en ella para ser modelo.

En principio, ella decidió esperar y no quemar etapas, pero a la edad de 14 años volvieron a ofrecerle un trabajo en Buenos Aires. En ese momento, acompañada por su madre, se animó a hacer sus primeros books y pronto ingresó al circuito de la moda. No obstante, tuvo el pálpito de que era momento de dar un salto y emprendió un viaje a París, apenas cumplidos los 18.

De allí, tuvo un paso por Londres y terminó de asentarse en Milán, donde vive actualmente. La distancia con su familia, sumado al desafío de empezar de cero y hacerse un lugar en el ambiente, hicieron que su primera etapa de adaptación fuera difícil. Incluso realizó un primer casting para Gucci pero no fue aceptada. “Después de tres años, mucha resiliencia, ganar experiencia en otros trabajos, todo eso hizo que me luego me eligieran”, manifestó sobre ese capítulo de su vida.

Valentina explicó que “no hay una escuela o una universidad donde te enseñan cómo tenés que ser” y que el oficio es de un aprendizaje proactivo, que sucede mientras se desarrolla. Si bien, las campañas o las fechas del Fashion Week son cruciales para la carrera de cualquier modelo, existen otras dinámicas como el fitting, donde se trabaja cara a cara con los diseñadores de estas grandes marcas, algo que para Ferrari representa su “verdadera satisfacción”.

En ese sentido, reconoce que participar de sus primeras campañas mundiales fue una “sensación increíble”. La posibilidad de verse en vidriera a través de una pancarta fue algo muy diferente a las sesiones que se realizan para los sitios webs, usualmente para el sector de e-commerce. Esto es significativo para ella ya que considera que, al ser trabajadores autónomos que dependen de llamadas de clientes, le permiten hacer “el verdadero trabajo de modelo que es hacer el fitting”.

Allí es donde el contacto directo con el diseñador permite que su trabajo adquiera consideración y relevancia, en torno a su estilo, sus medidas y la forma de comportarse a nivel profesional. “Yo por suerte, con todos los esfuerzos y el sacrificio de dejar cosas, me ha llevado a poder trabajar todos los días”, reivindicó. Ferrari, en ese sentido, insistió en el desempeño que requiere su oficio y que se suele romantizar. Es por ello que defiende los pequeños momentos, como lo son el trabajo para redes sociales y el desarrollo de las marcas más allá de los desfiles.