Lejos del brillo del estudio y los reflectores, la conductora decidió exponer lo que llamó su “cara real”, y lo hizo con un mensaje que combinó sinceridad y empoderamiento. “Esto me daba muchísima vergüenza. Sentía que mi piel no me representaba. Me cuidaba, comía bien, pero igual tenía textura, poros marcados, brotes localizados y cero luminosidad”, escribió junto a las imágenes que mostraban cómo lucía su rostro hace poco más de un año.
Beacon no tardó en relatar el largo proceso que atravesó: desde haber tomado isotretinoína en su adolescencia, hasta volver a enfrentar brotes intensos en su adultez. “Fue un camino larguísimo, con mucha inseguridad, tratamientos, pastillas y consultas médicas. A veces me brotaba muchísimo sin razón alguna”, confesó.







Pero el giro llegó cuando decidió probar peelings químicos y cuidar su piel desde otro lugar, sin la obsesión de la perfección. “Hoy mi piel está mucho mejor. No perfecta, pero más luminosa, más pareja, con menos brotes incluso”, contó en otra historia, luciendo radiante y con un brillo natural que no necesita filtros.
En tiempos donde el filtro manda, la conductora eligió mostrarse real y se convirtió en una de las voces que promueven una belleza más honesta, donde las marcas, los procesos y las imperfecciones también tienen lugar frente a cámara.