La Murga de la Estación revivió la fiesta de San Juan

Fiel al estilo de la Murga de la Estación, se volvió a revivir aquellas noches de esta celebración que mezcla lo pagano y las imágenes católicas en una verdadera fiesta popular.

Desde hace muchos años, un grupo de vecinos tomó la posta en el rescate de esta tradición regional, la fiesta de la víspera de San Juan, que había perdido un poco su presencia en Posadas allá por 1999. Cuando la Murga de la Estación empezaba sus ensayos, sus primeros pasos, vino a la memoria colectiva esta celebración que mezcla lo pagano y las imágenes católicas en una verdadera fiesta popular.

Y su estilo desde entonces, siempre ha sido una licencia para decir muchas cosas. “La fiesta de San Juan fue sólo una excusa para que el fuego espante toda la amargura” cantan los vecinos, la gente aplaude y muchos se emocionan, lloran y aplauden de ambos lados del escenario. Esta edición, la fiesta n° 24 desde que volvieron a este ritual una cita obligada para muchos posadeños, tenía un tinte especial para quienes solemos estar presentes cada 23 de junio.

Volver a la calle, a la multitud que se mezcla entre el humo del chori, la humedad del clima y el desfile de personalidades en esta fiesta popular, no tiene precio luego de haber estado tanto tiempo en una protocolar distancia. La sensación generalizada, era la de volver a encontrarse tras una pausa involuntaria, al menos para el público fiel. Los murgueros apostaron a no parar con la celebración, a pesar de no poder reunirnos en la fiesta de siempre, por eso el reencuentro fue muy esperado.

Pero público y Murga se extrañaban y eso se notó. El miércoles, un día antes de que se realizara la fiesta, las entradas se habían agotado para las 18 y muchísima gente tuvo que volverse a casa sin un lugar. Y no estamos hablando de pocas locaciones, el Galpón de la Murga tiene una capacidad para más de 500 personas y se hicieron en total 4 funciones durante la noche, en las que actores y actrices de todas las edades se suman al canto y el juego de la denuncia social.

Porque entre las cosas más atractivas de esta fiesta, está el guión de cada espectáculo que la Murga convida a su público, año tras año. Una mirada que no entiende de medios hegemónicos, agendas televisivas ni discursos partidarios. Se trata de la mirada de los vecinos, que cuentan desde su lugar, humilde pero tan potente como la realidad, cuál es su relato de las cosas que nos tocan atravesar. Y este año, con un escenario mundial atravesado por tantos eventos que van desde la guerra hasta el mundial de Qatar, volvieron a estar a la altura con un mensaje crítico pero que se dice desde el humor y la esperanza.

Así, con ese tono pícaro y astuto, se hablaron de temas picantes en nuestra actualidad, desde la concesión del Hotel Savoy (y la pregunta de quiénes disfrutarán finalmente de ese lugar), las asignaciones de funcionarios públicos que no conocen sobre lo que les toca legislar, la falta de confianza en el censo nacional y hasta la situación del lenguaje inclusivo en las escuelas. Asimismo, no dejaron pasar por alto la represión vivida hace unas horas atrás por los trabajadores municipales y pidieron a San Juan por el trabajo digno para todos los que continúan luchando.

La noche cerró con la quema del Judas, el clímax de la festividad en la que el público se mezcla con los actores y todos son protagonistas en el exorcismo de los males pasados. A puro baile y tambor, los vecinos se permitieron quemar en un papel todo lo que desean que se vaya para no volver. La calle, ese lugar presentado como inseguro y lleno de amenazas, fue esta vez un escenario de comunión para personas de todas las edades e intereses. Es que ya lo decía Serrat en una de sus canciones: “En la noche de San Juan, cómo comparten su pan, su tortilla y su gabán gentes de cien mil raleas”.

Y así, en medio de la velocidad del mundo moderno, el poco tiempo de atención que nos brindan las redes sociales, la Murga de la Estación volvió a proponer una revolucionaria pausa. Un paréntesis para encontrarnos sin tiempo, ni edad, ni coronavirus, entre vecinos, entre personas de una comunidad que se recuerda y se celebra.|