En medio de una semana cargada de consultas, el productor de eventos, Danny Hartmann decidió prender la cámara y compartir una reflexión tan simple como reveladora. Mientras se preparaba un café, lanzó un consejo que rápidamente hizo ruido entre quienes sueñan con organizar “el evento perfecto”.
Según Hartmann, hay un error que se repite una y otra vez: creer que el salón lo resuelve todo. “Un salón no solo no te salva, sino que te condiciona absolutamente todo”, advierte. Desde la cantidad de invitados hasta la ambientación, los recursos técnicos, los recorridos y hasta la experiencia final, el lugar elegido puede convertirse en una jaula creativa si no se piensa antes el concepto del evento.
El productor confiesa que es habitual recibir llamados de personas enamoradas de una estancia “divina” para 200 personas… sin plan B. Y ahí aparece el gran problema: ¿qué pasa si llueve?, ¿si el clima no acompaña?, ¿si la idea soñada no encaja en ese espacio? “Cuando el lugar se elige antes que el diseño, todas las soluciones se fuerzan y el evento nunca termina saliendo como se imaginó”, explica.
La moraleja es clara y directa, fiel al estilo de Hartmann: primero se diseña el evento, se piensa la experiencia completa, y recién después se elige dónde hacerlo. Un tip sencillo, pero clave, que deja al descubierto por qué muchos eventos fallan incluso teniendo “el salón perfecto”.
Porque al final, como deja en claro el productor, enamorarse del lugar antes de entender el propio evento puede ser el principio del desastre… aunque la estancia sea espectacular.
