La cocinera misionera Gladys Mabel Olazar visitó Emprendi2, programa conducido por Emiliano Rella y Ornella Flench, que se emite por Bravo de lunes a viernes de 12 a 13 horas, y compartió una charla donde la nostalgia, la superación y el amor por la cocina se mezclaron como los ingredientes de una receta de familia. “Me crié en Misiones hasta los 19 años, en el campo. Todo lo que salía de la huerta iba a la olla. Era la mayor de cuatro hermanos, padre separado, y me tocaba cocinar”, relató. Aunque de niña no disfrutaba esa tarea, reconoció que ahí se sembró la semilla de su vocación: “En ese momento yo quería irme a la ciudad, pero después entendí que en ese lugar había sido feliz”.
Su infancia estuvo marcada por el trabajo rural: ordeñar vacas al amanecer, hacer quesos, amasar pan dulce sin balanza y compartir la mesa con productos frescos y sencillos. “En Misiones, la mandioca es el pan de cada día, y las recetas se transmiten a ojo, con un ‘poquito así’ o ‘un poco más’”, contó entre risas. La riqueza cultural de la región, con influencias alemanas, ucranianas, polacas y paraguayas, también moldeó su cocina. “De chica no me daba cuenta, pero ese crisol de sabores era un tesoro que hoy llevo a todos lados”, confesó.
A los 19 años se mudó a Buenos Aires y, tras un paso fugaz por la peluquería, una prima la motivó a estudiar gastronomía. Antes de recibirse ya trabajaba, y un empleo en el Museo Evita la puso en contacto con cocineros misioneros que la conectaron con Cocineros Argentinos. “Cuando vi al Chango Spasiuk tocando con la olla al lado, sentí que todo se había unido: mi tierra, mi música y mi cocina. Ese era mi lugar”, recordó. Con el tiempo pasó de trabajar detrás de cámara a animarse a cocinar frente a ellas, venciendo miedos y manteniendo siempre la cercanía con el público: “Lo importante es transmitir que todos pueden cocinar con lo que tengan a mano”.
Hoy combina su trabajo en televisión con la producción de contenidos en redes y sueña con publicar un libro de recetas tradicionales y regionales. Para ella, la gastronomía es un puente entre lo técnico y lo emocional, un canal para contar historias y motivar a otros emprendedores: “No me olvido de dónde vine, y creo que eso llega a la gente. Cocinar es poner amor en un plato, y eso no necesita grandes lujos, sólo corazón y lo que tengas en tu cocina”.