¿Será este el verano de los cuerpos reales? Tal parece que no. Si bien muchas organizaciones han trabajado para primar los cuerpos “verídicos”, aún hay quienes se resisten a descontracturar estereotipos y continuar escondiéndose detrás de un pareo, bañándose con pantalones o dejando un toallón cerquita de la pileta para que nadie vea las estrías y flacidez.
“Hay quienes hacen un culto de sus cuerpos, que no se pueden ver excedidos de peso por razones de salud como de cuidado estético. Y los respeto cuando me hacen algún comentario sobre los cuidados que debo tener por mi obesidad, lo cual nadie discute un consejo de salud. Pero veo, especialmente en los adolescentes y jóvenes, que la mayoría juzga casi como imperdonable tener sobrepeso o algunos kilos de más. Empiezan los motes despectivos, las cargadas y, lamentablemente también, la exclusión de los grupos sociales o familiares (aunque no se pueda creer). En esta edad, esa situación puede acarrear muy duras consecuencias físicas y psicológicas si ese adolescente o joven no tiene una contención familiar, amistosa y profesional. He visto casos de bulimia y anorexia de chicos y chicas conocidos, que les lleva años de tratamiento a la espera de poder superarlo, con las secuelas que deja”, dejó entrever el jefe de redacción del Diario Primera Edición, Laureano Rodríguez en un posteo de sus redes.
“En la playa, hasta antes de la pandemia, tomé sol y disfruté mis viajes sin pensar en si me mostraba o no con mi panzota. Yendo a ese tema, pero en los adultos mayores, no puedo creer que haya gente tan jodida de sacarle fotos a una persona para burlarse en redes sociales por su edad o peso. El caso de Moria Casán fue el más comentado, pero pasa más cerca también. Evidentemente algunos no tienen vida (…) Vivan y dejen vivir. Mientras no se quiebre el límite de convivencia, no molesten a quienes seguramente como yo tenemos un debate interno cotidianamente ante cada juicio social que nos hacen. Todos los días buscamos querernos más para salir adelante, aunque esta sociedad te empuje a tener que «agradar» a los demás”, continuó.
Sin embargo, la obesidad solo es un ápice de las grandes críticas que surgen hacia los cuerpos de verano. Antonela Piedrabuena, la primera mujer trans en trabajar en la Administración Pública de Misiones abrió debate en sus redes tras postear “el verano de las trans”: “hace más de 17 años que convivo con mi cuerpo trans, este cuerpo que me dio tanta satisfacción, felicidad, inseguridades y tristezas. Mis mayores inseguridades siempre eran en el verano, donde todos mis amigos y familia pasaban ese hermoso domingo en la pile, un lugar re lindo donde todos se divertían, menos yo, por el tema de la bikini, es increíble la manía del otro por saber que genitales tenés, y no se dan idea las inseguridades que sembraron en mí, peor aún el momento del orto que me hacían pasar.”
“Me costó lágrimas, millones. Me dio rabia tener mi cuerpo, muchísimas veces. Me escondí, incontable veces. Hoy con más años uffff y bastante experiencia, me acepto, me quiero y me muestro como soy, sin necesidad de trucarme, lastimarme y esconder algo que estuvo, esta y va a seguir estando porque es mi cuerpo. Mi cuerpo hormonizado. Mi cuerpo con cirugías. Mi cuerpo con estrías. Mi cuerpo con cicatrices. MI CUERPO TRANS.”, cerró.
Así es el verano, con multidiversidad de cuerpos y pocas acciones para contribuir a la buena salud por encima de la estética. Si la mayoría no encajamos en el “cuerpo de verano”, ¿será que el cuerpo ideal no existe? Todo depende de vos.