Se fue una gala más de los Premios Gardel y este año hubo una gran presencia de artistas misioneros entre los ganadores. El folklore de la Tierra sin mal se hizo notar con la calidad artística del Chango Spaciuk, Florencia Bobadilla y también de Ramón Ayala, «El Mensú», que tras su paso a la inmortalidad sigue recibiendo el reconocimiento que merece.
Ramón Ayala se llevó el premio post mortem por la remasterización de su álbum “Hombre que canta al hombre“. Esta joyita de nuestra tierra se editó por primera vez en 1964 y cuenta con piezas históricas como El Mensú, que terminó por darle su apodo, así como también El Cosechero, que cuenta como nadie la vida de los trabajadores de la región del Chaco.
Por otra parte, está la carrera destacable de Chango Spaciuk, que continúa asombrando con su mixtura de sonidos. El artista oriundo de Apóstoles supo continuar su trabajo con la fusión de estilos, ritmos del mundo y una investigación que continúa desde sus primeros pasos. “Eiké, entrar en el alma” es un álbum que se comenzó a gestar en la cuarentena que trajo la pandemia del coronavirus. Si bien recorre una gran cantidad de instrumentos y paisajes sonoros, el chamamé y los ritmos litoraleños son un anclaje para este talentoso artista.
Finalmente, el Dúo Bote también tuvo un reconocimiento a los años de trayectoria que tienen en la ruta del chamamé y la música del litoral. Este dúo tiene la voz de la misionera Florencia Bobadilla Oliva, una artista multidisciplinaria que también se desempeña como actriz y productora artística. En semanas previas a este reconocimiento, conocimos la historia de este proyecto en particular, junto a los demás trabajos que realiza la cantante.