Unus Mundus y su viaje musical colmaron el Espacio Reciclado

Una propuesta de música instrumental con mixturas de jazz, candombe y funk hicieron que no quepa un alfiler en la sala de Villa Urquiza. El barco de Gonzalo Bobadilla navegó hacia nuevos puertos y el público lo celebró en una noche de sábado mágica.
unus mundus

La música y los números son casi sinónimos en los tiempos que corren y todo parece estar sujeto al fenómeno de las visitas, likes y cantidad de oyentes mensuales. Pero eso no asegura la calidad de lo que estamos escuchando, y muchas veces hay que salir a buscar en territorios desconocidos lo que estamos queriendo encontrar.

Por suerte, en Posadas siempre existieron las grandes bandas y si bien están más activos que nunca el dúo Jugo de Tigre o el trío de jazz Quintana Bergara Quintana, siempre se agradecen nuevas experiencias. El año pasado vimos el debut en el Jazz Day de Silicon de la genial Unus Mundus, en formato de sexteto. Sin embargo, ahora se sumó un integrante más -el cantante Julián Texeira- y volvieron a las tablas con un repertorio increíble.

El fenómeno de las cajas rítmicas y los sintetizadores colmaron la contemporaneidad con un montón de propuestas de hombre-orquesta. A principios del 2010 era toda una novedad ver artistas como Thom Yorke o Lisandro Aristimuño aquí en Argentina, que grababan en vivo loops que iban superponiendo para hacer una composición entera por sí mismos. Hoy es moneda corriente y los formatos numerosos fueron desapareciendo poco a poco.

Por eso hay algo de ritual en la propuesta en vivo de Unus Mundus, porque la sensación que transmiten tantos instrumentos sonando a la vez, vuelve a ser una experiencia novedosa. Más cuando se trata de esta selección posadeña de músicos: el compositor y arreglador Gonzalo Bobadilla; Guillermo O’Connor en la guitarra; Marcelo Bustamante en el saxo; Pali Álvarez en vientos y percusión; Julián Texeira en vientos y sintes; Diego Velazquez en el bajo; y el genial Marcelo Mottola en la batería.

Vale y es necesario mencionarlos uno por uno, ya que sin ellos es difícil que suene así. Esta banda surgió de la mente de Bobadilla y se ocupó de convocarlos a cada uno para hacer un gran montaje musical. Lo curioso es que con tanta preparación y composiciones tan desafiantes, ellos mantienen una calidez sobre el escenario que mantuvo expectante al público presente. Ni hablar de la ambientación que propuso el equipo técnico del Espacio Reciclado, que siempre deja todo por cada puesta que se realiza en el centro cultural.

Canciones sin letra, siete músicos en escena y una diversidad de ritmos que cualquier persona diría “es música para músicos” en la previa y uno podría darle la razón. Aún así, uno puede preguntarle a cualquiera de los que estuvo presente en la noche del sábado y el panorama, seguro será otro. ¿Qué nos queda por hacer? Ah sí, volver a escuchar el disco unas cien veces más hasta que anuncien una próxima fecha. Esperemos que no falte demasiado.