«¿Conocés la maldición árabe y gitana más fuerte?», escribió el cholulo de Anti-Siesta, (programa que se emite diariamente por Canal 12). Si bien lo ofreció como un servicio a la «comunidark» muchos se redirigieron a Google y evacuaron sus dudas.
Es que los gitanos no reparan en sus enemigos y menos para lanzarles una maldición. «Ojalá te enamores» es la más temida y, a través de los años, quienes se enamoraron alguna vez vivieron el momento más triste de su vida cuando se terminó.
No caben dudas que si alguien decide emanar esta maldición gitana en nuestra contra, no hay nada que la revierta. La llegada de alguien que nos roba el sueño no deja de parecer una especie de sopor o nube de cariño.
A pesar de que parezca un deseo cargado de buena energía, termina siendo casi una sentencia. El estado de enamoramiento es casi como un torbellino que te inunda, al punto de no recordar cómo eras antes.
Cómo reconocer que estoy enamorado
– La idealización es el primer paso. La persona que tenemos enfrente es casi un semidios que todo lo puede y lo hace bien, dejando expuestos todos nuestros defectos, casi como si no fuéramos merecedores de ese amor.
– Las llamadas y mensajes de esa persona especial son casi una dulce melodía que acaricia el alma y el corazón. Si ese contacto no llega en el momento esperado, la espera y la ansiedad se convierten en los peores enemigos.
– Aunque no parezca, todas nuestras funciones cotidianas se ven completamente trastornadas. Lo laboral, lo estudiantil, los ‘hobbies’ se tornan completamente aburridos sin ese que tanto te importa.
Si bien no se conoce el verdadero origen de la famosa maldición gitana, ya que algunos señalan que tiene origen árabe, claramente trastorna nuestra vida. Entonces, ¿por qué enamorarnos parece casi una meta a cumplir en la vida?. «Dale, mándaselo a tu ex», dijo Ale Uriarte.