El mundo de las redes sociales suele mostrar su costado más amable: juegos, sorteos, interacción y cercanía con los seguidores. Pero, como suele pasar, no todo es color de rosa. Así lo dejó en claro Yani Solfer, la influencer que tuvo que salir a marcar la cancha después de un episodio que rozó el acoso.
En una serie de historias, Yani explicó que le encanta organizar juegos y regalar dinero virtual a sus seguidores, llegando a hacerlo hasta cuatro veces por día. Sin embargo, la buena onda se le fue de las manos cuando una fanática cruzó todos los límites.
Según contó, la joven no solo le insistía de manera desmedida por mensajes, sino que llegó al punto de mandar WhatsApp a miembros de su familia acusándola de no leerle más. “Necesito que se calmen, obvio no son todos… hoy bloqueé a una chica por eso. No sé cómo hizo, pero llegó hasta el número de mi familia”, disparó con indignación.

La situación se volvió tan insólita que incluso trascendió que la seguidora habría intentado localizarla en su propia casa, un hecho que encendió todas las alarmas y obligó a Yani a aclarar que sus sorteos y regalos son un gesto de cariño, no una obligación.
Con la paciencia agotada, la influencer fue tajante: “Yo no tengo obligación, lo hago porque me gusta y porque se lo merecen. Pero esto es un mimo, no pueden llegar a esos extremos”.
El mensaje final fue claro: las redes son un espacio para compartir y divertirse, no para invadir la intimidad ni poner en riesgo a una familia. Yani puso un freno, y dejó en evidencia cómo la línea entre admiración y obsesión puede volverse muy delgada. Y vos ¿qué pensás?