Noah Hawley es un guionista, productor y director que tuvo la idea de extender el universo de Fargo, la película de culto de los hermanos Coen, a través de una serie. Su primera temporada fue un gran éxito, ya que puso a un actor muy popular como Martin Freeman en el papel protagónico y un montón de guiños a lo que fue el guión original del film.
Si bien todas las temporadas que continuaron tienen un gran manejo de guión, lo cierto es que al ser unitarias, atraparon el interés de los espectadores a partir de gustos muy diversos. Sin embargo, la última temporada volvió a juntar varios elementos que la hacen estar muy bien valorada por el público y la crítica especializada.
En primer lugar, vuelve a plantear algo más cercano a lo que sucedía en la película original, un secuestro fallido se cruza con un conflicto de poderes entre mafias, sicarios y gente común. Segundo, lo trae a la actualidad -sucede en 2019- y pone en cuestión el avance de los discursos de derecha frente a los nuevos paradigmas progresistas que se proponen en el mundo.
Aquí también abundan las ideas de la libertad y el precio que hay que pagar para ganarla. De todos modos, aquí entra el tercer factor: su elenco. Realmente, no se puede imaginar uno mejor: Jon Hamm como un sheriff que vive entre las fronteras de la ley como el villano; Joe Keery, de Stranger Things, como el hijo que busca enorgullecer a su padre; Juno Temple, como la mujer que escapó de un infierno para construir una vida nueva lejos de todo esto.
En el medio, las referencias a El Extraño Mundo de Jack de Tim Burton son un guiño para los amantes del cine que no están colocadas por casualidad. En esta serie atraviesan temas como la crisis del sueño americano, los problemas no resueltos en su historia de racismo e inmigración, el avance de la extrema derecha con Donald Trump, la sociedad del endeudamiento y los créditos hipotecarios, en fin. Esta temporada es sin dudas una joya, que puede invitar a recorrer las demás temporadas con toda su riqueza de guion.