Poesía de Miércoles: un sello cultural de Posadas

Los poetas mimados de la peña Misionero y Guaraní de Joselo Schuap sostienen un espacio de encuentro en torno a la literatura que destaca por su simple consigna: reunirse cada miércoles a escuchar y leer poesía y otros textos. Desde 2018 pegaron el salto con un ciclo mensual que siempre se llena.

Cualquier entusiasta o académico que pregunte dónde encontrar literatura local aquí en Posadas, se encontrará posiblemente con la misma respuesta una y otra vez: Poesía de Miércoles. Que el eufemismo no tape el subtexto, este es un proyecto que se sostiene desde fines de 2013 y está cerca de cumplir diez años de militancia por la palabra y sus artilugios. Muchos han pasado por el espacio y a pesar de los constantes cambios en el paisaje posadeño, la consigna de juntarse todos los miércoles a leer y escuchar poesía se sostiene como un mantra.

Pero lo simple no siempre significa fácil, y la disciplina de quienes llevan adelante el proyecto es un factor fundamental para que la energía nunca se agote. Para entender el fenómeno y sus cambios, elegimos hablar con una de sus figuras más destacadas, la escritora y realizadora audiovisual Lucía Pérez Campos. Burolup, como suele aparecer en sus redes sociales, es antes que nada una gran lectora y pertenece a una familia con mucha actividad artística. Ha publicado poemarios de mucha calidad entre los que podrían destacarse Piezas, 24 Perros, Teletexto, Pero se puede bailar, y probablemente algo nos quede afuera.

Fue justamente a raíz de la presentación de su libro 24 Perros, de la mano de Editorial Raymond, que surge el ritual de los miércoles. Junto a Gerardo Aranda, el fundador de la editorial, armaron un encuentro en el espacio cultural Che Kambá, un bar que funcionaba por ese entonces en la capital misionera. Desde entonces, al haber elegido un miércoles como día del lanzamiento, surgió la idea de continuar el ciclo de lecturas, abriendo el juego a que cualquier persona pueda acercarse, con textos propios o ajenos, a leer y escuchar literatura un rato, en mitad de la semana. Hoy en día, la base de operaciones es la Asociación Sanmartiniana ubicada por calle Junín en el centro de la capital.

Al tratarse de un espacio abierto, libre y gratuito, muchas personas circularon y formaron parte. Gracias a eso, la Editorial Raymond pudo empezar a generar otro circuito de publicaciones y surgieron ferias, otros eventos, viajes e incluso una serie de videopoesía que puede verse en YouTube. El proyecto se volvió de naturaleza itinerante, y gracias a lo simple de su propuesta, pudo cambiar muchas veces de espacio para mantenerse vigente y cercano tanto a los leales de siempre como a las caras nuevas. Sobre esto, cuenta Lucía, se basó la decisión de armar el ciclo mensual que funciona desde 2018 en Misionero y Guaraní, la peña de Joselo Schuap.

Si bien el formato usual es el de juntarse en ronda a leer en voz alta, el segundo miércoles de cada mes se realiza un formato alternativo que cuenta con un line up de invitados especiales y suele estar acompañado por números teatrales o música en vivo. “Surgió porque ya era hora de hacer ese salto, de tener un flyer con las personas que iban a leer, esos detalles que le dan la importancia a lo que hacemos” explica Lucía, que confía en que “la poesía puede sostenerse por sí sola”. A partir de eso, pudo ver detalles valiosos a su entender, como lo importante de darse a conocer “porque si bien estamos hace mucho tiempo, hay quienes no saben qué es lo que hacemos o quiénes estamos detrás de esto”.

Y como todo nuevo desafío, esto ha sido un aprendizaje para Pérez Campos. Al principio le era difícil, o al menos incómodo, pararse al frente de un escenario y oficiar de anfitriona. De todos modos, encontró una gran satisfacción en las devoluciones: “es algo que pega mucho, que te den el espacio para leer y puedas preparar una lectura con todo lo que eso implica, te hace sentir aceptado”. Así lo siente cuando presenta a los artistas de cada fecha y es en definitiva la razón de tanto trabajo sostenido en el tiempo, el poder compartir ese espacio es para ella una motivación importantísima para “valorarnos entre nosotros, como poetas”.