Cuando pensamos en directores de orquesta, primero nos sale imaginar un hombre, alto de traje negro y barbudo. A lo sumo, quienes vieron Tár, la película protagonizada por Cate Blanchett, pueden imaginarse a la gran actriz haciendo movimientos precisos con la batuta mientras habla en 5 idiomas diferentes a sus músicos cosmopolitas. Lejos de estos preconceptos, Keiko Silvero encontró su pasión por la música desde muy pequeña y hoy está al frente de la Orquesta de Cámara del Centro del Conocimiento.
En diálogo con TSM, Keiko nos reveló que su conexión con la música fue gracias a la inspiración de sus maestros. Ya en la escuela conoció a Eduardo Chmilewsky con quien tuvo la oportunidad de formar parte de un coro de niñas y niños. Con este proyecto participó de un festival donde por primera vez pudo ver en vivo y en directo, una orquesta. Con un par de encuentros en los que ella intentaba estudiar de forma autodidacta algunas partituras en el piano, Chmilewsky le recomendó que se uniera a las filas de Miguel Brizuela y sus grillos sinfónicos.
Con algo así como 12 o 13 años, ya estaba comprometida con su instrumento de compañía, el violín, mientras su conexión con la música de cámara no hacía más que seguir creciendo. Mucho tenía que ver también su formación en danza, a cargo de Teresita Sesmero, donde los repertorios los aprendía “a través del cuerpo”. Poco tiempo después, en un taller de formación, conoció a Ana Bertrand, una directora de orquestas y coros que fue clave para que ella, más allá de todos los caminos posibles, eligiera la música “como eso que quería hacer todos los días de su vida”.
¿Qué involucra ser un director de orquesta? Más allá de lo inmediato, que tiene que ver con el perfil de un frontman o un capitán de barco, las tareas son amplias. Keiko no sólo estudió la licenciatura en dirección orquestal, porque hay mucho más por tener en cuenta. En su experiencia, “es una combinación de varias facetas, la parte musical que es el desarrollo del análisis, el gesto, la interpretación, por otro lado tenemos lo que sería psicología de grupo en donde uno trabaja durante los ensayos o inclusive durante el concierto, ese arco emocional tanto para los músicos como para el público y también tenemos toda la parte de gestión” aclaró.
Y lo último no es poca cosa, porque estar al frente de un proyecto que involucra a tantas personas no es un “desafío sencillo” en el 2023, cuenta Silvero. “Siempre veo que los conciertos están llenos y eso es una felicidad enorme” cuenta con orgullo, por lo importante que es para ella “la valorización de estos proyectos, el sostenimiento y la creación de los nuevos espacios que se necesitan”. El año pasado crearon junto a un grupo de músicos la orquesta Tersina, “un espacio profesionalizante” donde los jóvenes pueden seguir formándose como integrantes de orquesta y ganar experiencia.
En esta oportunidad, estará debutando frente a una orquesta profesional y es uno de muchos pasos por dar. Por suerte, no estará sola y compartirá el escenario con Mariana Coronel. “Ella estará dirigiendo la primera mitad del programa, que incluye dos compositores, Balakirev, que es de Rusia, del cual se van a hacer una obertura en tres cantos rusos; Coates, que es un compositor inglés, que se va a hacer una suite miniatura; y en la segunda parte estaré dirigiendo la Cuarta Sinfonía de Felix Mendelssohn, un compositor alemán que por su visita a Italia escribió esta sinfonía” explicó.
Sobre sus sensaciones previas, expresó que “es un honor estar compartiendo podio con Mariana, que es una gran persona, y la verdad que una gran música. A la vez poder estar haciendo esto con colegas que comparten también el día a día en el trabajo, y en este caso nos toca a las dos tener otro rol, así que estamos muy agradecidas y muy felices de tener esta oportunidad, y siento que este sábado, cuando sea el concierto, lo vamos a disfrutar un montón, y también estamos trabajando para que suene de la mejor manera posible, y que todos podamos disfrutarlo”.
