Juan Pablo Pérez colmó de tambores la Biblioteca Popular

En el marco de un nuevo ciclo dirigido por el artista Guillermo O'Connor junto a un equipo de producción que lo acompaña en cada fecha, el entrerriano Juan Pablo Pérez presentó sus canciones junto a diversos artistas de nuestra ciudad en la Biblioteca Popular de Posadas.

Según cuenta el artista invitado para la ocasión, la música estuvo en su vida desde muy pequeño: “empecé a estudiar a los 11 años, hice tres años de conservatorio y luego me mudé a Paraná para estudiar con un maestro llamado Eduardo Isaac. Luego me alejé de ese ámbito académico para estudiar y conocer la música popular, haciendo un trabajo de territorio, viajando y conociendo lugares”. Sobre su cambio de dirección, comentó que se trató de “un laburo de investigación totalmente desprolijo. En Paraguay, por ejemplo, me habían contado que en Areguá había un maestro de la polka paraguaya y me acerqué con el fin de verlo tocar. Así fui tratando de conocer a las personas que tocan esos ritmos en sus lugares de orígen”, explica.

Actualmente, se encuentra trabajando en el lanzamiento de dos discos: uno como solista y otro que forma parte del proyecto Ñacurutú Tambor. Sin embargo, aclara que la canción siempre fue el lugar donde poner en manifiesto su pasión por la música: “lo primero que hice fue componer una canción, a los 10 años cuando poco sabía tocar, luego esa práctica se fue sofisticando un poquito más. Siempre traté de abordar todos los aspectos de la canción, estudiando sus formas”. Entre los colegas con quien ha trabajado y admira mucho, están Noelia Recalde (también oriunda de Gualeguaychú y con quien ha compuesto muchas de sus piezas) o el maestro Carlos “El Negro” Aguirre. “Luego también están mis ídolos, claro: Caetano Veloso, Rubén Rada, Hugo Fattoruso, dioses que siempre escucho y funcionan como una guía para mí”.

Pero volviendo a su fecha aquí en Posadas, lo que se presentaba como un recital entre toda la oferta musical que caracteriza a nuestra región, tomó otra dimensión totalmente diferente gracias a una serie de elementos muy cuidados para la noche del 23. En principio, por la propuesta escenográfica: un camino de partituras conducían al público desde la puerta de la Biblioteca hasta su escenario, generando un recorrido inmersivo que poco a poco fue llenando la sala, tomada por más partituras, plantas y una guitarra flotando en el centro de la escena.

No es común ver entre la oferta artística local este tipo de cuidados sobre la presentación. Solemos asociar un espectáculo a los bares de la costanera y el imponente río Paraná como situación suficiente para el disfrute. Lula Recio es una de las responsables principales de esta experiencia aumentada, que en esta reciente alianza con el músico Guillermo O’Connor comenzaron a pensar los escenarios de una manera integrada a la propuesta musical, al estilo, a pensar el evento como algo más que un recital.

Y fue Guillermo quien se dió el lujo de la introducción, haciendo un repaso de sus álbumes como solista y dando muestras de su calidad interpretativa a través de esas canciones minimalistas, de letras accesibles y con climas sonoros muy particulares que logra con la guitarra clásica. Punto aparte merece la invitación al escenario de Franco Weber, que junto al artista trenzaron sus voces en una mágica colaboración. Finalmente, llegó el momento de compartir escenario con Juan Pablo.

Anteriormente, Guillermo había manifestado las similitudes entre su música y la de Pérez. La química se notó al instante: “Juan Pablo llegó el jueves a las 6 de la mañana y a las 7 ya estábamos tocando, luego salimos a recorrer la ciudad y pronto teníamos ensayos, volvimos a descansar y de nuevo nos pusimos a tocar” contó entre risas al público, O’Connor cuando llamó a su colega a cantar juntos. A dos guitarras y dos voces, fundieron sus composiciones una hermosa y cálida secuencia de canciones que iban y venían entre la dulzura y la magistralidad de la técnica.

“Llegó la hora de la psicodelia entrerriana” auguraba una de las letras que cantaron, perteneciente al poeta Martín Pucheta, coterráneo de Juan Pablo Pérez. A partir de ahí, el invitado especial de la noche se hizo lugar en los corazones de todos los presentes, con un despliegue de canciones de aire litoraleño pero con ciertos matices contemporáneos, como “el rasguido triple” que hablaba de una invitación al encuentro, recuerdos del carnaval y tantas imágenes que se fueron presentando a través del universo musical. También cabe destacar la hermosa aparición del músico Jerónimo Villalba, oriundo de Aristóbulo del Valle para uno de los temas en colaboración, como así también la extraordinaria aparición de Julieta Acardi para otra de sus piezas. Sin dudas, el músico no dejó a nadie afuera.

Y ese clímax que se fue produciendo llegó a su punto de éxtasis al momento en que Juan Pablo llamó a una cuerda de nada más ni nada menos que 7 tamboreros de la ciudad. Por un momento, en esas tres o cuatro canciones que sonaron, Posadas fue una filial rioplatense donde todos los puntos en común que podían haber con nuestra identidad litoraleña, se juntaron allí. Personas de todas las edades, desde quienes son fieles como público a la Biblioteca hasta quienes pasaron y entraron por la llamativa propuesta escenográfica, se quebraron en un aplauso genuino y alegre.