Agustín Del Piano es actor y se dedica de lleno al teatro en Posadas, coordina un taller de “teatro intenso” en el que acompaña a otros en el proceso de creación y forma parte de numerosos proyectos, como la obra super millenial Track 33 o la disruptiva Experiencia Performática. Sin embargo, por primera vez ha decidido mostrar otra de sus facetas artísticas en su muestra “Íntima, grande soledad” que se encuentra en exposición hasta el 24 de septiembre en la Galería de Arte Contemporáneo Tensor.
La muestra recorre una serie de retratos con un estilo naif, de apariencia lúdica, liviana. No obstante, a medida que la vista pasa de cuadro en cuadro, podemos notar gestos, posturas, detalles en la ropa y una intención determinada en cada uno de sus rostros. Agustín no busca simple y llanamente un buen dibujo, un trazo fino de pincel, sino más bien la historia de un personaje que es capturado con todo su bagaje de sensaciones en ese momento de la pintura, en esa foto que capturó su retina.
“Yo tenía que bocetar los vestuarios para mis clases de teatro, y me gustaba ver qué expresión tienen los personajes, qué sienten, qué vínculo tienen con un otro, qué trae en el bolsillo, qué desayunó cuando se despertó, en fin, preguntas que tienen que ver con la creación de personaje” explica el artista, y claro, del teatro surge este ejercicio que se volvió algo en sí mismo, una cualidad que supo detectar Mariana Díaz, la curadora de la muestra y coordinadora también del espacio de Tensor.
Gracias a las redes surgió el encuentro y la propuesta, para Mariana la búsqueda tuvo que ver también con preguntarse quiénes eran esas personas en los retratos, de alguna manera terminó en el mismo lugar que Agustín. “Para armar una muestra necesito un poco de información: cómo lo hizo, para qué lo hizo, si es para sí mismo o tiene un destinatario”, según ella algo clave para entender desde qué lugar parte la obra. “Si uno ve en una sóla obra un contexto para ubicarla en el espacio, es posible que lo haya para todas” afirma.
La muestra posee un texto curatorial de la autoría de Mariana, que sale de la norma con destellos poéticos e imágenes actuales entre nostalgia y cultura pop. Así también es la playlist de spotify que armaron para acompañar el recorrido con música. Uno de los retratos propone que nos sentemos a contemplarlo con unos auriculares que nos sumergen en el mismo after donde Agustín conoció a la persona que estaba detrás de esa pintura. De repente, ver un cuadro es mucho más que eso.
“Se desprendió todo, ya está, se desplegaron miles de otros relatos” dice Agustín, encantado por la respuesta del público durante la inauguración. Colecciona algunos comentarios que le hicieron como “ay, a este lo re conozco” o “recién vi a uno igual cuando venía para acá”. Para él, lo que más está presente es la mirada, son personajes “borrachos, locos, drogados, en éxtasis” que conoció alguna vez, en diferentes circunstancias y que dejaron impresas sus personalidades en su recuerdo.
Mariana por su parte le da marco a estas reflexiones: “Para la galería es importante detectar cuál es el término social, las lecturas que puedan haber en relación a eso. En este caso se tratan de obras que cuestionan lo establecido sobre las masculinidades y que exponen la contraparte de la dureza, la frialdad y de “este mandato histórico por el que un hombre no debe llorar, estar en soledad, y que también la viven estos varones” explica la curadora. La continuidad entre lo que cada uno destaca de la muestra, habla de un trabajo en equipo que el propio Agustín Del Piano valora muchísimo: “yo como actor necesito alguien que me dirija y esto es así también, siento que de otra forma no puedo dar el cien por ciento de mí”.
“Íntima, grande soledad” es la primera muestra de Agustín que ya se anima a decir que no será la última. De los talleres que ha tomado, recuerda un profesor que le recriminaba “que no seguía las reglas, que no componía como se debería, que hacía un montón de dibujos y los hacía todo mal, que no era ordenado y yo creo que voy por ahí” dice con orgullo, y se jacta también de ser aquel “que puede hacer de todo un poco y que este es el comienzo, o mejor dicho, el fin de no hacerlo” en relación a su amor por el teatro, también.
En el caso de Mariana Díaz y su espacio de Arte Contemporáneo Tensor, que está cerca de cumplir su primer año de funcionamiento, los desafíos tienen que ver con profundizar en la experiencia de la galería como tal. “Hoy estamos enfocados en las exposiciones, concentrados en las artes visuales porque sentimos que es lo nuestro” afirma, y claro, requiere tiempo y esfuerzo. Las obras, muestra a muestra, van moldeando su cotidiano y generando nuevas formas de habitar el espacio cada vez. En ese crecimiento, Mariana asegura que “lo más simple de hacer es una muestra, pero lo importante y verdaderamente desafiante es que eso llegue al público y se sostenga en el tiempo”.|