La Galería de Arte Tensor Contemporáneo cerró sus actividades del 2024 con una muestra colectiva. Se trata del resultado final de un taller que dictaron Maflo Martínez junto a Mariana Díaz, curadora de la galería. Tensor Contemporáneo es un proyecto muy particular que funciona en Posadas. Propuesto como un espacio para el trabajo y la experiencia artística, esta galería es quizá una de las pocas que se sostiene de forma privada e independiente. A la cabeza, se encuentra Mariana Díaz, una profesional del diseño que encontró un camino a través de la curaduría para darle marco a sus ideas.
Tensor Contemporáneo, arte en la ciudad de Posadas
Si bien cambió de formato y modalidad, la galería se sostiene desde el 2021 y contuvo más de 20 muestras, entre individuales y colectivas. A partir de este año, comenzó sus actividades en un nuevo espacio ubicado sobre la calle Marcelo T. de Alvear, a metros de donde Díaz cursó sus estudios secundarios, en la EPET N° 1, más conocida como “La Industrial”.
Consultada por la motivación de emprender en Posadas, Misiones, la diseñadora recordó el discurso de un docente que sostuvo: “La Escuela Industrial es como la tierra colorada”. Y ella agregó: “Me dijo que a donde vas después te tira, como que te hace volver de alguna manera”. Y de alguna manera, esa regla también se cumplió eventualmente en su vida.
Los primeros pasos de formación
Durante su formación, Díaz vivió en Buenos Aires donde se formó como diseñadora de interiores en la UADE. Luego, gracias a una de las materias que tuvo allí, Historia del Arte, comenzó a sentir un interés mayor en la producción. “Pero a mí nunca me llamó la atención el hecho de sentarme a crear una obra, o sea, la producción artística”, aclaró.
Por el contrario, su motivación estaba enfocada en la producción y la discusión sobre la misma disciplina y su actividad. De todos modos, este interés tiene antecedentes que se remontan a su infancia, cuando transitaba las habitaciones de la casa de sus abuelos. Allí, cuenta, descubrió un pequeño cuadro, una impresión de La maja desnuda, una obra conocida del español Goya. “Me llamaba muchísimo la atención porque era una mujer que estaba desnuda, recostada”, comentó.
A partir de allí, comenzó a entender que su lugar estaba en la observación y el análisis. Otro de sus antecedentes tuvo que ver con el diseño de exposición, que tiene características similares a la curaduría. No obstante, aclaró: “la curaduría tiene más poros que el diseño de exposición”. A su entender, la curaduría “hace ese trabajo previo, toma las decisiones sobre la narrativa que va a tener el espacio, las obras, la exposición, qué es lo que le quiere contar al espectador, al público participante”.
En cierto punto, sus intereses personales se mezclaron con decisiones profesionales. Luego de una etapa amplia de formación en Buenos Aires, tomó la decisión de volver a su ciudad natal. “Y en eso sí apareció la idea de volver a Posadas y poder trasladar esta vida que yo estoy viviendo de algún modo acá”, comentó sobre la génesis de Tensor. De todos modos, todavía era apenas una idea que comenzaba a gestarse en 2018 y que se materializó en 2021.
Tensor, entre el concepto de arte y la herramienta
¿Por qué la palabra Tensor? También tiene que ver con su propia historia y sus experiencias. Mariana Díaz comenta que su formación técnica del colegio secundario la llevó a preferir siempre el trabajo con herramientas, desde la técnica hasta el montaje. Por ello, pensando en opciones de nombres para el proyecto, se inspiró en los tensores del puente de Zárate. “Después empecé a buscarle, digamos, el significado, esto es como muy curatorial, significar las cosas, significar todo”, comentó al respecto. Y agregó: “es el mínimo elemento que une, o sea, que a través de una tensión, une dos partes”.
Desde entonces, el proyecto cambió los marcos y las propuestas pero no la búsqueda. Luego de un recorrido exhaustivo por el arte plástico local, junto a la artista Maflo Martínez se animaron a dictar un taller intensivo sobre prácticas artísticas. Los primeros 6 encuentros se relacionaron con la producción, mientras que Mariana abordó la última instancia, la del proceso curatorial. “Es un desafío bastante grande porque a la gente que está produciendo le cuesta mucho despegarse de su obra. Y en el proceso curatorial aparece esto de que uno no puede estar dándole vueltas a la obra del otro, sino que la tiene que reforzar”, conceptualizó.
Los desafíos a futuro
Con miras al 2025, Díaz anticipó que ya piensan en un taller de verano para ofrecer una nueva instancia de exploración. Asimismo, otro de los desafíos es poder crear un circuito de coleccionistas, con el objetivo de completar la cadena entera de la industria artística. Sobre esto último, agregó que buscan “empezar a hablar de cómo coleccionar obras, o de quiénes son los que están coleccionando, quién está siendo responsable de alguna manera de tener este patrimonio actual”.
PH: Marcos Otaño.