Sofía Hut tiene 26 años, es Licenciada en Diseño de Indumentaria y Textil, egresada de la Universidad Empresarial Siglo XXI de Córdoba y Asesora de imagen femenina y masculina. Al graduarse, cuando la pandemia finalizaba, decidió emprender con su propia marca registrada de lencería nupcial y vestidos de autor, trasladándose posteriormente a México para comenzar a insertarse en el extranjero.
En Antisiesta recordó el momento en el que conoció la noticia de que Italia sería su próximo destino, donde presentará su colección en la Semana de la Moda. “Estaba en el departamento con mi mamá, en Buenos Aires, cuando recibí un mail con la invitación al evento” afirmó y entre risas dijo “primero pensamos que era una broma”.
En los últimos días, esta talentosa diseñadora misionera fue entrevistada por la revista CARAS, donde recordó sus inicios en la isla de Holbox, lugar en el que se instaló durante un año, creando y vendiendo sus productos de lencería en un local establecido a orillas del mar.
“No obstante, aún frente a los buenos augurios para la marca, el móvil que afectó su permanencia en ese lugar tuvo que ver con una ruptura amorosa que la llevó a regresar a su país en busca de reinvención y energías positivas que valoraran su potencial” cuenta la revista.
De este modo, decidió regresar a la Argentina para inaugurar el primer local físico de la marca “Sofía Hut“, en Misiones, lugar que la vio nacer y crecer.
A la hora de hablar sobre lo que presentará en una de las capitales mundiales de la moda, Sofía contó en una entrevista reciente, “Quiero demostrar que podemos hacer grandes cosas con poco, utilizando lo que tenemos a nuestro alrededor. Pretendo llevar nuestras técnicas y tradiciones ancestrales de la abuela y tátara-abuela a las grandes pasarelas de Europa, mostrando la máxima expresión y capacidad de las técnicas que empleaban nuestras abuelas y otras tantas que he aprendido a lo largo de mi carrera como diseñadora”.
Por otra parte, se refirió a los desafíos que implica crear un diseño de estas características, “es un proceso de prueba y error constante, buscando soluciones para resolver inconvenientes constructivos todo el tiempo. Aprendemos y reímos sobre la marcha. Lo divertido de todo esto es que cada error nos da una nueva idea para replantearnos los diseños, modificándolos para hacerlos más originales y atractivos”.
Con información de Revista CARAS