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Por qué tenés que escuchar Voz y Manos, de Guillermo O’Connor

El músico y artista lanzó el nuevo álbum Voz y Manos, donde vuelve a las raíces pero también descubre nuevos senderos en el camino de la canción.

Ya pasaron algunos días desde que se publicó en todas las plataformas el nuevo álbum Voz y Manos, de Guillermo O’Connor. Lo primero que podemos decir es que es una obra redonda, que sucede en casi media hora y acaricia al oído. Pero más allá de lo agradable, que viene desde hace mucho tiempo con la armoniosa composición del guitarrista y cantor, aquí se puede analizar un poquito más todo y lejos de ver los hilos, aparecen otras magias.

Olen Canto, su primera canción, funciona como una apertura en la que aparece Eduardo Mateos, por ejemplo, con el Tungue Lé y su universo inventado. Porque así es la canción, un espacio a donde los neologismos, las palabras que hasta ese momento no existían, dan el marco para aparezca un mundo nuevo. Si bien letra y música siempre formaron parte de la obra de Guillermo, esta vez es diferente.

Hay que tener en cuenta que además de su proyecto solista, O’Connor forma parte de Perro En Cine, con Cecilia Moya al frente; y de Unus Mundus, con la batuta del maestro Gonzalo Bobadilla. Además, es productor y da lugar a nuevas voces de la ciudad de Posadas, al tiempo que compone música para producciones teatrales como la nueva versión de Este Juan Moreira que se estrenó este año. Ah, y forma parte del Coro Estable del Parque del Parque del Conocimiento, por lo que podría decirse que tiene todas las casillas completas.

En ese sentido, lo interesante de Voz y Manos es que ocurrió en un momento donde el oficio no es nuevo, sino una rutina y un cotidiano. El productor del disco, Julián Venegas, abordó con él un tratamiento especial de cada parte. Las letras maduraron en el proceso, y las primeras maquetas germinaron en algo más. Luego, el minimalismo como una decisión para exponer que estamos ante una nueva etapa. Al fin y al cabo, los mejores chefs resuelven muchas cosas tan sólo con pimienta y sal.

La cocina de este álbum tiene insumos nobles, cabe destacar el trabajo de Merienda Estudio, donde se registraron las 9 piezas del rompecabezas. Y funcionó, nos rompió la cabeza de una forma tan suave, tan sutil, que uno quisiera que dure el doble. Rodeando los 30 años, Guillermo vive un vínculo especial con la guitarra que lo acompaña desde muy pequeño, los 10 u 11 pirulos apenas. Se conocen y juegan de memoria, entonces las herramientas están al servicio de otras cosas.

Esta metalingüística de la canción como unidad comunicativa, como mensaje político y social, como homenaje a las voces que vinieron antes, tiene un cenit en la versión de La Voz del Monte, de Ramón Ayala. Antes, vale la pena destacar los guiños a Bach en Luz Naranja, los arpegios de Circular o la ternura de Timoteo. Músico de oficio, artista de corazón, Guillermo O’Connor unió todas las puntas y armó este tejido que ahora es nuestro para disfrutar. ¿Todavía te preguntás por qué deberías escucharlo?