Lo que nadie te contó sobre el cierre de Oberá en Cortos

Con un clima de preocupación y una sala que no pudo llenarse, el final del encuentro más importante del sector audiovisual en la tierra sin mal dejó una pálida versión con respecto a ediciones anteriores, aunque con un gran nivel en las películas presentadas.

Más de 120 horas de pantalla llegaron a su fin el viernes 14 de octubre cuando culminó un nuevo encuentro, el número 19 del Oberá en Cortos. El eje temático estuvo puesto en la diversidad y hubo realizaciones muy ponderadas por el público que participó durante la semana de las proyecciones. No obstante, a pesar de la calidad de las producciones destacadas, el encuentro cerró con 2.500 tickets cortados durante toda la semana que duró, números que sorprenden por la magnitud y trayectoria que ha logrado el OEC y que parece no reflejarse en la respuesta del público.

Una de las situaciones que se repitieron de manera insistente entre las autoridades que se encargaron del acto de cierre tuvo que ver con la enorme preocupación que hay en el sector por las asignaciones específicas que tienen que ver con el Fondo de Fomento a la Cultura, donde están incluidos los organismos del INT (Instituto Nacional del Teatro), el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y el INAMU (Instituto Nacional de la Música), entre otras instituciones que nuclean proyectos comunitarios y bibliotecas populares. Tanto el titular del IAAviM, Mario Giménez, como el Secretario de Cultura Joselo Schuap enfatizaron en lo “catastrófico” que podría ser la pérdida de estas subvenciones en una provincia que apuesta fuerte a este tipo de mercado.

En ese sentido, Schuap dijo que se dirigía a los presentes “como músico popular” más que como un funcionario: “estamos muy complicados, de verdad, esto lo venimos diciendo hace varios meses. Hay que reconocer que el sector audiovisual es el que más difundió esta situación”. El ministro de Cultura contó que hace tres años habían tenido charlas al respecto y sin embargo, con la crisis sanitaria del coronavirus y lo distante que parecía el 1 de diciembre de 2022, el asunto se dilató y de repente “estamos en los últimos minutos del partido y lo estamos perdiendo”.

Es por eso, que manifestó haberse comunicado con el Gobernador Oscar Herrera Ahuad, expresándole que si para el martes 18 no había respuestas, elevarían los reclamos y acciones a las autoridades de Buenos Aires. La problemática se acentúa por el poco tiempo que se tiene en relación a los procesos administrativos. Según Schuap, “con la experiencia que adquirió en estos años de administración, si no se resuelve esto a fines de octubre tampoco contaremos con el presupuesto para el año que viene”. Asimismo, valoró la actitud del ejecutivo provincial y de todo el Norte Grande por atender el asunto de la forma más urgente posible.

Las películas que se proyectaron en el cierre

Si bien la sala no pudo llenarse ni siquiera durante el cierre del encuentro, tanto Maragato de Elián Guerín y con el guión de Sergio Álvez, como La Luz Mala de Carlos Kbal estuvieron a la altura y despertaron una gran aceptación en el público. Las inversiones en el sector audiovisual se empiezan a notar en la calidad de las producciones, más allá de contar con estéticas y recursos diferentes, se asemejan a los acabados y muy pulidos productos de las mejores plataformas de contenido que hay en la actualidad.

En el caso de Maragato, Elián Guerín contó a TSM que es el resultado de la aplicación al concurso “Entre Fronteras”, donde el proyecto fue seleccionado y sin el cual hubiera sido mucho más largo el proceso de realización. Su relación con el guionista del filme, Sergio Alvez, viene de experiencias anteriores, como Revista Superficie, donde han tratado temas sociales de la tierra sin mal con un enfoque alternativo. Si bien realizaron algunos documentales sobre las problemáticas de la región, ya habían indagado en la ficción a través de “Urú y otros relatos de la tierra roja”, una serie de 12 capítulos que están basados en algunos cuentos del libro homónimo de Alvez.

Maragato aborda la inmigración afro descendiente que no se contempla en la historia oficial de la provincia, a través de un estilo similar al de Quentin Tarantino, con claras referencias a Django sin cadenas y Bastardos sin gloria, pero con un aprovechamiento magnánimo de las locaciones exteriores que puede proveer la selva misionera. El mediometraje nos sumerge en la historia de militares brasileños que persiguen a exiliados del imperio en la frontera, ejecutando a quienes escaparon de la guerra de la Triple Alianza. La trama se desenvuelve en la búsqueda de venganza y la crítica a la pérdida de los símbolos patrimoniales y culturales de las comunidades africanas que sobrevivieron a la conquista de América.

En el caso de La Luz Mala, Carlos Kbal posa su atención en una “no comedia” que sin embargo tiene todos los elementos del género. El binomio fantástico funciona a la perfección en este absurdo regional: dos hombres cincuentones que conducen un programa de ufología en un pueblito perdido de Corrientes viven una experiencia singular en sus vidas monótonas al presenciar su primer avistaje ovni. La búsqueda de esa nave extraterrestre los sumerge en un viaje por Chaco y Corrientes, junto a una periodista porteña que se suma a la misión y con la que terminan forjando un fuerte vínculo de amistad. La gran actuación de sus protagonistas se complementa con la incorporación de actores no profesionales, personajes genuinos de los pueblos que recorren en su periplo.

Para el caso, pudimos conversar con Guillermo Rovira, director de fotografía de La Luz Mala y referente a esta altura de peso en el sector audiovisual en la región. Según Rovira, se trató de un homenaje especial “por haber vivido muchos años en la provincia de Corrientes” y aclaró que su trabajo tuvo que ver con acompañar la visión del director en este juego de sentidos que genera “la idea de luz mala, los fuegos fatuos, con la cultura de los avistamientos ovnis”. Para ello, no hubo una búsqueda de solemnidad ni la pretensión de un cine culto para desplegar, sino más bien “un juego con la luz, diferente a lo que suelo hacer, con mucha improvisación, incluso con una cámara desprolija”.

La función se llenó de risas, a pesar de que la intención del director nunca fue hacer una comedia, por ser un “género muy difícil” según Rovira. Aún así, se divirtió muchísimo durante la proyección que contó con un sonido Dolby 5.1 por primera vez y que significó para él una gran satisfacción. “A veces nos pasa a nosotros mismos, los que compartimos el trabajo, de mirar de forma crítica y cuestionar en nuestras propias producciones cosas que por ahí dejamos pasar en las grandes producciones de Hollywood” pero es algo que le atribuye a un hábito, a la falta de un circuito de espectadores que consuman contenido local.

Sobre la situación actual por las asignaciones específicas, Guillermo mantiene cierta esperanza de que la cosa llegará a buen puerto porque “sería catastrófico a nivel económico” y es algo que para él tiene que ver con “especulación pero no creo que lleguemos a tocar fondo”.

Fotos: El ocio noble