Buscar

El clima social y el peligro de generar falsas idolatrías

La crisis social que desata la inflación, la pérdida del poder adquisitivo y el lógico aumento de la pobreza pone al Gobierno nacional en una situación de jaque. El atentado contra CFK no modificó el tablero político y el Kirchnerismo busca apoyarse en un sector de la Iglesia. Una convocatoria al diálogo que es vista como una trampa por la oposición.

Por Fernando Oz

Habían pasado 72 horas del atentado contra la vicepresidenta y un funcionario, a quien llamaré Leni, estaba exaltado por lo ocurrido. Entre otras cuestiones decía algo así como que, con lo ocurrido, la candidatura presidencial de CFK era un hecho, que el frustrado intento de magnicidio había conmovido a todo el país y que el PJ, junto a la mayoría de los gobernadores se iba a encolumnar detrás de ella. Le respondí que todo era muy reciente para sacar conclusiones y que no estaban todas las cartas sobre la mesa. Había que dejarlo fluir.

Una reciente encuesta de opinión pública realizada por la consultora de Jorge Giacobbe indica que el 65.1% de los consultados cree que el atentado fue “un montaje del Kirchnerismo”. El 17.5% opinó lo contrario, es decir que “fue organizado por la oposición”. Sólo el 15.9% sostuvo que se trató de la “obra de un loco suelto” y apenas el 1.6% se mantuvo dentro del conjunto de los prudentes “Ns/Nc”.

No fue un sondeo menor, 2.500 casos con un margen de error del 2%. El momento de la toma del muestreo también fue importante, había sido tomada entre el 6 y 8 de septiembre, cuando había más cartas sobre la mesa de la jueza federal María Eugenia Capuchetti.

¿Cuál es su posición respecto del Frente de Todos? Preguntó la consultora en el mismo trabajo. “Quiero que pierda las elecciones”, contestó el 67% y el 20.5% prefiere que gane. Un apático “me da lo mismo” soltó el 10.4% y un 2.1% se escudó en el clásico “Ns/Nc”.

Otros tres o cuatro monitoreos de la temperatura social apuntan por la misma dirección, con sus puntos más o menos y diversos métodos. Algunos son públicos, otros circulan en reducidos grupos de WhatsApp. El condenable atentado no modificó nada, en todo caso, no hizo más que acentuar la posición de los que están en veredas opuestas.

El Kirchnerismo sigue con un piso que fluctúa entre el 25% y 30%. Lo único que sube es la pobreza impulsada por la inflación. Los datos oficiales, que ya comienzan a ponerse bajo sospecha, superan lo estimado por el Gobierno. El clima social inquieta a la Casa Rosada, especialmente a Cristina Fernández de Kirchner que sigue estando en jaque judicial.

LA IDOLATRÍA Y LA SUMA DE TODOS LOS MIEDOS

La convocatoria al diálogo con la oposición que impulsa el Gobierno comenzó mal. La misa que organizó el oficialismo en la Basílica de Luján fue otro paso en falso, especialmente para un sector de la Iglesia que aporta a una falsa idolatría política, terrenal.

“El diálogo y la paz social no se hacen yendo a misa”, dijo hace unos días el jefe del bloque de diputados nacionales de la UCR, Mario Negri. “Tampoco los acuerdos políticos se hacen dentro de una basílica”, agregó el cordobés antes de aclarar que el ámbito natural de los consensos en el Congreso de la Nación.

El exsenador Miguel Ángel Pichetto la catalogó de “lamentable” y apuntó contra la Iglesia: “Vuelve a mostrar a un sector de la iglesia argentina con una identificación muy fuerte. Me pareció un poco mucho que haya auxiliares con camisetas del padre (Carlos) Mujica que eran protomontoneros”.

En realidad, el Kirchnerismo lo que busca es un canal con el Vaticano para tener el respaldo del papa Francisco. Lo que siguió fue una reunión en el Senado, se encargó de convocar a curas y monjas el sacerdote Juan Carlos Molina. Algo falló, ningún Obispo se presentó para escuchar la anécdota del corto llamado que hubo entre ella y el jefe de la Iglesia Católica tras el ataque de Sabag Montiel.

El posible encuentro entre CFK y Mauricio Macri sigue siendo una intención. En la oposición creen que la ola dialoguista de la vicepresidenta “no es sincera” y que busca forzar un acuerdo para evitar ser condenada en la causa Vialidad.

Hace tiempo que CFK propone acordar sobre cuestiones estructurales. Pero su preocupación actual parece ser otra: un estallido social, algo que diferentes fuerzas de seguridad ya venían alertando. La suma de amenazas, tanto a Macri como a Alberto Fernández, y el arma en la cabeza de la vicepresidenta elevó el nivel de alerta. Esos son los fundamentos.

Lo que se encuentra en el fondo del malestar social es la pérdida del poder adquisitivo, la caída del salario real, el aumento de la pobreza. La inflación de agosto fue de 7% y la interanual trepó a 78,5%, impulsada por alzas de 7,1% en alimentos, 9,9% en indumentaria y 6,8% en transporte. Con este resultado y el impacto que genera desde septiembre la quita de subsidios energéticos se validan las proyecciones privadas que estiman que la inflación de este año será del orden de 100%.

Los precios de los alimentos siguen aumentando por encima de la inflación. Los artículos de la canasta alimentaria aumentaron un 58,8% en lo que va del año y 80,0% el interanual, según el Indec. El aumento de agosto fue el más elevado desde febrero pasado. El secretario de Comercio, Matías Tombolini, repitió las medidas de sus antecesores: sumó a los sindicatos para controlar los precios.

Hay que tener cuidado con las idolatrías, nunca terminaron bien esas historias. “Siento que estoy viva por Dios y por la Virgen, realmente”, dijo CFK durante el acto místico. Ya sea en la Biblia o en el Corán, en las grandes religiones del Libro el máximo pecado es ofender a Dios. Dos de los diez mandamientos que Dios dictó a Moisés lo describen con precisión.

Uno de ellos dice: “No tendrás otro Dios más que a Mí”. Fulmina el pecado de idolatría, del becerro de oro que el pueblo judío adoró en su orfandad mientras Moisés recibía en la montaña las tablas de la ley. El otro dice: “No tomarás el nombre de Dios en vano”. Así fulmina la otra manera extraviada de referirse a Dios, no ya distrayéndose en otros dioses como la idolatría sino abusando de la invocación al verdadero Dios, mezclándolo abusivamente en las cuestiones terrenales y ofendiéndolo, esta vez, mediante la blasfemia.

El pueblo también puede ser ofendido mediante la idolatría o la blasfemia. Idólatras fuimos los argentinos cada vez que sustituimos la voz del pueblo por alguna otra voz ilegítima, por algún ídolo como el militarismo, la oligarquía y el populismo. Para no caer en lo mismo, el diálogo es urgente, el paso previo a un acuerdo nacional. |