De Posadas a Ushuaia sobre dos ruedas

Luego de recorrer varias rutas provinciales, compartir experiencias con motoviajeras y reunir los conocimientos necesarios; con 26 años Elizabeth Benítez derribó miedos, prejuicios y mandatos sociales para lanzarse a conocer el país. Una experiencia única e irrepetible que la inspiró a planificar nuevos destinos y comenzar a abrazar el continente.

Con un equipaje liviano pero al que no le falta nada «Eli Viajera», como se la conoce a través de Instagram, fue construyendo cada vez más amistades, mientras se descubría a sí misma y comenzaba a observar cada pueblo y ciudad de una manera distinta, desde sus adentros, al convivir con las personas que la recibían.

Lejos de «abandonar todo» para salir de viaje, está convencida de que en cada destino hay miles de aspectos por descubrir y cada trayecto es un desafío único e irrepetible que la lleva a cumplir su sueño. “Uno va viviendo el viaje. Lo importante no es el destino sino lo que uno vive en el camino”, reflexionó durante una entrevista con TSM.

Su pasión por las motos comenzó cuando tenía 16 años. Aunque siempre quiso viajar y conocer otras provincias en ese entonces estaba lejos de creer que lo lograría una década después con su propia moto. Fue sumando conocimientos y experiencia, en principio con una Keller 110cc, luego una Yamaha YBR 125 hasta finalmente encontrarse con “Zafira” como apodó a su compañera que la llevó a recorrer el país, una Yamaha Fz 160cc.

Luego de concluir sus estudios secundarios, iniciar la carrera de Seguridad e Higiene y trabajar durante seis años como instructora de conducción, comprendió que existen otras formas de vida posibles que le permitirían alcanzar su sueño y romper con la monotonía que consumía su tiempo día tras día.

Inspirada en motoviajeras como Belén Azpiroz, quien unió Necochea- Alaska a bordo de una Honda Biz 125cc y la colombiana Jenifer Luna que recorre Sudamérica con su Honda Sccoter, logró convencerse de que no era necesario mucho dinero para cumplir su objetivo y emprendió viaje desde su Posadas natal hacia Ushuaia el 15 de enero de 2022, una travesía de cinco meses por once provincias con sesenta mil pesos en sus bolsillos.

“Antes de salir estaba pagando un auto y lo cancelé. En un momento dije; no quiero esto para mí, pasarme la vida acumulando cosas materiales. Quiero disfrutar de la libertad, de poder moverme por todos lados, vivir en movimiento. El mundo es muy grande como para quedarme en un solo lugar”, recordó.

 Con la decisión tomada y algunos miedos latentes pasó por Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, La Pampa y Río Negro, a partir de allí fue bordeando el Atlántico pasando por Chubut, Santa Cruz hasta finalmente llegar a Tierra del Fuego. Al volver tomó la Ruta 40 hasta Zapala en Neuquén.

En cuanto a la elección del destino explicó: “Me había planteado que si llegaba a este punto podía llegar a cualquier parte. Ushuaia se caracteriza por ser “El fin del mundo” pero para mí fue el comienzo de un recorrido infinito. Cada viaje es irrepetible, cuando salí pude comprender eso porque cada persona con la que me crucé me dejó una enseñanza y pude hacer mi propia experiencia”.

En su equipaje al que además de ropa no le faltó ninguna herramienta ni repuesto, sobresalía su carpa, bolsa de dormir y dos botellas de agua caliente, elementos que le permitieron elegir entre quedarse sola en un lugar seguro para acampar u optar por aceptar las decenas de invitaciones a compartir con familias y personas solidarias de cuyas miradas no pasó desapercibida. “Cuando llegué a Ushuaia fui a arreglar mis botas de trekking y el zapatero junto a su compañera de vida me adoptaron por unos días en su dulce hogar”, recordó.

Financiar el viaje en el camino

Para solventar sus gastos trabajó en un campo cosechando nueces, donde le brindaron alojamiento, y sirvió desayunos en un hotel por remuneración en efectivo. “Salí con un ahorro promedio de 60 mil pesos que me duraron dos meses. Durante el viaje trabajé en hoteles, voluntariados por hospedaje, pero además tenía un equipaje lateral con productos para vender, entonces donde podía extendía mi manta y vendía pañuelos, bandanas, cuellos y calcomanías de todo tipo, incluyendo la de Eli Viajera”.

Por el momento Instagram es la única red social que utiliza para contar experiencias y compartir fotos: “El 14 de enero realicé una publicación comentando que estaba a punto de salir de viaje e inmediatamente comenzaron a seguirme dos mil personas en menos de dos semanas, varias me alentaron e incluso colaboraron con dinero para que pueda sustentar la travesía”.

Ser mujer y viajar sola es posible

Uno de los aspectos que llamó la atención de Eli fue que en varias casas en las que estuvo «esperaban la llegada de un hombre». “Les llamaba la atención que viaje sola desde tan lejos. Está claro que al ser mujer tenemos miedos añadidos, pero no debemos obsesionarnos con eso. He descubierto que viajando solas estamos aún más protegidas, si, aunque suene loco… Te da una protección extra. En mi caso la gran mayoría se preocupó, me dio una mano”.

“Viajar sola te da una libertad única e incomparable. Tenés tu espacio, manejas tu tiempo como más te gusta, nadie te apura, nadie te obliga a nada, también se siente una sensación de superación, te obliga a enfrentar miedos que de otra forma no lo harías. Viajar sola es un aprendizaje constante y lo mejor de todo es que te ayuda a descubrirte a vos misma. Podrás conocerte y conocer a muchas personas, tantas cómo te lo permitas”.

Además, consideró: “La clave para hacer un viaje largo, para mí, está en empezar. Es ir poco a poco realizando viajes cortos para tomar confianza. Y estar en contacto con otras mujeres que están de viaje ayuda un montón para fortalecer la confianza y no sentirse sola. Cada vez somos más las mujeres que viajamos solas y creo que todas coincidimos que es la mejor decisión que pudimos tomar”, afirmó luego de recordar el trayecto realizado entre Puerto Madryn y Ushuaia junto a Daniela Quintero, una motoviajera que llegó a la Argentina desde Colombia, con quien compartió la odisea de atravesar una tormenta de viento en ruta chilena.

Nuevos destinos

En estos momentos Eli se prepara para cruzar la frontera: “Después de haber recorrido gran parte del país me llené de valor para continuar cumpliendo mi sueño. Dentro de dos meses haré un recorrido por Sudamérica, empezando por cinco países: Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Pero está vez ya no viajaré sola, me acompañará mi mejor amigo de cuatro patas, un perro de raza pequeña al que le encanta viajar en moto”.|