En cada sitio que nos detenemos para recomendar una linda experiencia gastronómica en la ciudad, hay historias de vida muy diversas que hacen a lo genuino de cada empresa. Muchas veces la pasión de estos proyectos viene de lejos, de la infancia o de los primeros pasos en la adolescencia. Verina Latti, dueña de CBP cafetería, ha tenido un recorrido diferente para llegar hasta su Cold Brew Project con el que ahora sueña conquistar el mundo.
Veri, como le dicen cariñosamente las personas que visitan su espacio (ubicado sobre av. Mitre casi en la esquina de la calle Félix de Azara), no se imaginó desde pequeña que tendría una cafetería. El camino fue otro, fiel a su estilo alter pop, porque lo primero que eligió al terminar el colegio fue la carrera de hotelería y sin embargo, algo no terminaba de cerrar. Trabajó en oficinas porteñas y el café que se preparaba en ese entonces, era batido instantáneo con bastante azúcar para que se le hiciera más espuma.
Una crisis personal la llevó a sacar pasaje a Brasil sin boleto de vuelta. Al año, sin las cosas muy resueltas, volvió a Buenos Aires donde consiguió el trabajo que la terminaría transformando. “Comencé atendiendo la caja de un café de especialidad y enseguida me fascinó el trabajo de los baristas con los que compartía el laburo. En este lugar daban cursos y me fui metiendo, en muy poco tiempo aprendí sobre los filtrados y el café expreso, entendí que no hacía falta ponerle azúcar, ja” cuenta sobre sus principios.
Desde entonces, cambió de trabajo pero nunca más de oficio. Acumuló experiencia hasta que se encontró vendiendo su propia producción de cold brew a distintos contactos que se fue haciendo en el camino. Incluso, se animó a ponerle un nombre y traerlo aquí a Posadas: Cold Brew Project. Antes de seguir, cabe aclarar qué es el cold brew. Es una forma de preparación de café en frío y con distintos tiempos de infusión que permiten distintas notas de sabor e intensidad. Asimismo cabe diferenciarlo del café frío, que se puede hacer de forma clásica y dejar enfriar para luego pasarlo a la heladera.
Así es como a fines de 2021 abrió su local propio, allí en ese rincón de la avenida Mitre. La forma del lugar y el modo en que Veri eligió disponer su barra y las máquinas recuerda a esos pequeños bares en Tokyo. “Me gusta la simetría despareja, lo prolijo desprolijo”, según sus palabras. Un lugar simple pero acogedor y una propuesta de menú breve pero contundente, segura de lo que ofrece. Algunas buenas opciones de café clásico, como el flat white, y su exquisito cold brew, por supuesto. También, alfajorcitos de Larica, cookies y chipas de La Pana, con quienes trabaja en colaboración. El ambiente, un blanco continuo con muchas plantas de interior.
“Todavía no mostré todo lo que tengo bajo la manga” asegura. Su apuesta es simple pero ambiciosa: hacer de CBP una franquicia, una cadena, una marca presente en el mundo entero. La causa también es muy noble, tiene que ver con hacer probar a todos un mejor café y una forma de disfrutarlo que a ella le cambió la vida. “El público está acostumbrado a soplar, a quemarse el paladar. Nosotros, los baristas, te ofrecemos algo que te acaricia el paladar” afirma Verina, que también admite que de todos modos “significa explicar muchas veces por qué se prepara el café a cierta temperatura, por qué tampoco es necesario agregar azúcar, entre otras cosas”.
Sobre cómo se ve creciendo en esta ruta del café, asegura que su deseo es experimentar y ofrecer de a poco cosas nuevas, distintas y genuinas. “No me interesa copiar, de última que me copien” dice entre risas y agrega “me inspiro en lo que hacen todos para no hacerlo”.
Su sueño es que CBP sea una cafetería internacional y le permita viajar por el mundo. Su opción preferida del menú es el café americano, en taza grande, con un alfajor de Larica para completar el combo. Respecto de sus desafíos por delante, aclara como una promesa para sí misma: “mantener siempre la calidad del café, no importa lo que pase”.|