Aimará Schwieters, una vida dedicada al cine

Es realizadora, docente, productora y sobre todo muy inquieta. Desde la investigación a la ruta, su vida está atravesada por la imagen y hoy emprende un nuevo viaje a Brasil, donde seguirá creciendo con lo que más le gusta: el amor por el cine.

Cuando hablamos de cine parece que todo se resume a actuar o dirigir, o a lo sumo ser una persona con dinero que se permite financiar producciones. Pero lejos de estas fantasías hollywoodenses, lo cierto es que existe un universo muy amplio en el mundo del séptimo arte y la vida de Aimará Schwieters es un claro ejemplo de ello.

Su contacto con lo audiovisual viene desde muy pequeña. En su familia siempre contó con el estímulo de las expresiones artísticas y en su infancia hizo de todo: teatro, danza, yoga, patinaje. Además, conoció gran parte de Argentina -sino toda- en viajes que sus padres organizaban con sus hermanas. Desde Ushuaia hasta la Quiaca, como el álbum de León Gieco, Aimará absorbió todos los paisajes posibles.

Por otro lado, su padre siempre llevaba videocaseteras con las que grababa parte de esos viajes. Su madre, María Sara, también era una persona muy ordenada que amaba guardar fotos, videos, registros que iban desde sus familiares hasta los recuerdos de su vida cotidiana. Aimará recuerda que también era muy estricta y no la dejaba ver películas que no fueran permitidas para su edad. “Si la película era para mayores de 13 y yo tenía 12, me mandaba a mi cuarto” cuenta con gracia.

Ella no se daba por vencida y se asomaba para ver desde el pasillo las películas, parada o en cuclillas, hasta cansarse. También le encantaba ver televisión a la siesta, no la dejaban salir a jugar porque la asustaban con las historias del yasý o el pombero. Una vez, su hermana armó un casting en el que actuó ella junto a sus primos y algo de todas esas vivencias comenzó a ser permanente en su búsqueda.

Estudió ciencias económicas pero no era lo suyo, aunque siempre insistió con que debía aprender todo lo que pudiera porque de alguna manera le iba a servir. Hoy reivindica esa insistencia porque al momento de producir, es importante encontrar creatividad en la forma de realizar presupuestos y jugar con los números para hacer que las cosas sucedan. Esto lo aprendió con el tiempo pero lo primero fue pura experimentación.

Es que tras intentar hacer cosas que no eran lo suyo, se mudó a Buenos Aires y se dedicó a estudiar en la Universidad Nacional de Artes, que por ese entonces todavía era un instituto. Allí se recibió como técnica de cámara e iluminación y todavía resta completar su tesis para tener la licenciatura. En el medio, trabajó en una infinita cantidad de producciones, ya sea desde la cámara como desde la asistencia.

Al tratarse de algo muy organizado y jerárquico, fue aprendiendo a desenvolverse en este universo con ganas de aprender siempre algo más. El entusiasmo la llevó a realizar su primera película, de forma autogestiva e independiente, que tuvo por resultado un mediometraje de ficción y suspenso llamado Embopa. La ansiedad jugaba un papel importante y ella quería dedicarse a hacer películas.

Pero también tuvo experiencias muy diversas en relación a esta pasión. Varios años seguidos ha trabajado para el Festival de Cine de Mar Del Plata, como técnica de proyecciones; y también lo hizo para el Festival de Cine del Parque Paraguayo que tuvo dos ediciones en Posadas. Así, se fue capacitando en un montón de conocimientos que implican el universo del cine y que no tienen que ver con lo que nosotros conocemos comúnmente. También ama manejar, y en ciertas producciones se ha dedicado a eso: llevar y traer cosas, personas, asistir y acompañar.

El tiempo le dio paciencia para abordar sus objetivos y llevarlos de una manera más mediada, también más contundente. Si bien no tiene definido un campo de acción, ya que actualmente se desarrolla tanto en la ficción como el documental, lo que aprovecha todo el tiempo es la posibilidad de capacitarse. Desde las producciones locales de Ana Zanotti hasta el terror psicológico de David Lynch, todo forma parte de su universo.

Lo que unifica todas estas interacciones, todos estos elementos de su vida, es la posibilidad de viajar, conocer culturas nuevas y sitios que se corren hacia lo alternativo. En lo que no forma parte del mainstream, ella encuentra un campo de acción donde interesarse en contar historias. Otra de sus pasiones es la fotografía, ama los autos y colecciona fotos de todo tipo de modelos. Lejos de la solemnidad, su ejercicio está en la acumulación y la práctica, el hacer constante.

Hoy comparte su tiempo entre capacitaciones y su rol como docente en la Universidad Gastón Dachary. Pronto viajará a Brasil, donde hará un voluntariado que le permitirá seguir capacitándose en esto que ama hacer. Su próximo proyecto tiene que ver con los arroyos de Posadas, una excusa que la llevó a conocer a fondo su propia ciudad y tener la excusa para salir a manejar, algo que siempre amará hacer. Con la paciencia entrenada y mucho entusiasmo a la vez, su idea de éxito es poder seguir haciendo todo esto que tanto ama.