Ni la amenaza del ciclón pudo detener la energía de la séptima edición del Festival Mujeres Tierra Roja (MTR 2025), que este año se desarrolló bajo el lema “Modo Raíz: conexión real activada”, invitando a dejar las pantallas para volver a conectar cara a cara, con la naturaleza y entre personas.
Durante 16 horas ininterrumpidas, el encuentro combinó charlas, talleres, ferias, arte y música en dos escenarios: el Museo Regional Aníbal Cambas y el Parque Paraguayo, con la participación de 31 disertantes, talleristas y facilitadoras de distintos puntos de Misiones, Paraguay y Brasil, además de 59 stands de productos regionales, fitocosmética, gastronomía local, libros, agricultura familiar y servicios. A lo largo del día, unas 6.000 personas circularon por los espacios, disfrutando de la diversidad de propuestas.
Una red de mujeres creando y compartiendo
Desde artesanas del ñandutí hasta médicas de salud regenerativa, pasando por músicas, campesinas, cocineras, escritoras, diseñadoras y terapeutas holísticas, todas trajeron su mirada y su arte para construir una jornada tan amplia como inspiradora.
El espíritu del festival —creado en 2017 por la gestora cultural Miuki Madelaire— se consolidó nuevamente como un movimiento que une activismo, creatividad, saberes ancestrales y sustentabilidad.
El museo vivo: pasado y presente que dialogan
Una de las grandes tendencias que marcó MTR 2025 fue la del “museo vivo”, con el Museo Aníbal Cambas como epicentro de experiencias inmersivas.
Allí, los chicos participaron de la visita guiada “Explorador del mundo guaraní”, donde aprendieron sobre las costumbres ancestrales mbyá guaraní y fabricaron sus propias lanzas. También se realizó una producción fotográfica de moda a cargo de estudiantes de la EPET 2, que posaron con apyká, los tradicionales bancos tallados con formas de animales, descubriendo su significado ritual.

El director del museo, Alejandro Miravet, celebró la propuesta al afirmar que “MTR es un producto genuinamente provincial, inclusivo, con profundo respeto por los pueblos originarios y por la etnia guaraní. Permitió que muchas personas vivieran por primera vez la experiencia del Cambas, y que otras volvieran a reencontrarse con su historia”.
Voces, saberes y arte mbyá guaraní
La presencia mbyá guaraní fue protagonista y muy celebrada.
El coro infantil Tabá Mirí Mbaepo (El sonido del pueblo pequeño), dirigido por el cacique Germán Acosta, emocionó con canciones al Sol, a Ñamandú y al maní, luciendo trajes de animales autóctonos.
Entre las artesanas, destacaron Clementina González (comunidad Yraká Mirí, Concepción de la Sierra), quien compartió su técnica de cestería y teñido natural con plantas, y Tatiana, de la comunidad Ka’aguy Poty (Aristóbulo del Valle), con sus colgantes, esculturas y móviles con caracoles de arroyo.

También participaron las ceramistas de Entre Mujeres y el Barro, y jóvenes campesinas de Santa Ana Mirí, quienes contaron su experiencia en la chacra agroecológica Kaá Porá, dedicada al cultivo de hongos.
Las nuevas generaciones, protagonistas
El espíritu intergeneracional del festival se sintió especialmente al caer la tarde. Tras la apertura con el coro Tabá Mirí, llegaron el desfile de moda de la EPET 2, con la propuesta Estructuras efímeras —una reflexión sobre el tiempo y la naturaleza—, la obra Leyenda del Mburucuyá, interpretada por el elenco Lugar de Estrellas (jóvenes con discapacidad), y las acrobacias de la Escuela Circense Aruna, de Garupá, que cerraron la jornada con alegría y color.
Una edición con alma
La séptima edición de Mujeres Tierra Roja confirmó que el movimiento sigue creciendo: más diverso, más comprometido y más necesario que nunca.
Con su modo raíz activado, el festival volvió a demostrar que, cuando las mujeres se reúnen a compartir saberes, arte y territorio, ni siquiera un ciclón puede detener la fuerza de la tierra roja.


