Desde que se anunció la película de Barbie hubo un montón de reacciones a lo largo y ancho de internet. Por un lado, el némesis de muchas generaciones de mujeres volvía a aparecer en agenda y provocaba un poco de recelo y por otro, Greta Gerwig había sido la elegida para llevar a cabo esta tarea tan difícil. Quienes conocen la filmografía y el estilo de historias que esta directora elige contar, supieron que estábamos ante la oportunidad de ver algo interesante.
Porque películas de Barbie siempre hubieron, con mejores y peores animaciones, en formatos para televisión principalmente y como un producto para seguir vendiendo más productos. Fue cuando apareció el primer trailer de la película, con un excelente guiño a 2001 Space Odissey de Stanley Kubrick, que el hype por ver este nuevo enfoque empezó a construirse de a poco. Después nos enteramos que el elenco iba a contar con figuras de mucha actualidad, como Dua Lipa (quien también colaboró con canciones para el soundtrack) o Emma Mackey, conocida por la serie Sex Education de Netflix.
El ingrediente que faltaba para que esto termine de ser una revolución fucsia fue la gran campaña de marketing que se armó para la película. Hay páginas y sitios dedicados a este tipo de análisis que van a ser mucho más rigurosos, pero lo cierto es que valió para que las entradas de los primeros días sean tan difíciles de conseguir como fue el mismo festejo de la Selección Argentina. Bueno, quizá exageramos, pero no es usual que quieras comprar boletos en Posadas para la función del viernes y tengas que esperar hasta el martes (quien escribe sufrió bastante la espera).
Pero vamos al hueso: ¿Está buena la película? Sí, claro que sí, está buenísima. Primero que nada, posee un ritmo atrapante y un tratamiento de la imagen que vale la pena ver en pantalla grande. Margot Robbie ya era un ícono antes de este furor, pero lo que hace con su rol protagónico es indescriptible, simplemente inmejorable. Lo mismo pasa con Ryan Gosling, un contrapeso escénico que te invita a decir “se roba la película” pero no, al contrario, la sostiene con maestría. Porque el señor Gosling ya ha demostrado que siendo un niño crecido en Hollywood, tiene todas las capacidades del oficio para el drama, pero también un talento increíble para ser gracioso y lo es. Ken es de ma sia do.
Esta gran comedia llega a niveles muy altos de risa y logra llevarte a la sensación misma de estar jugando con muñecas otra vez (sí, todos jugamos, no se hagan), los escenarios son réplicas exactas de productos que existen y la parte dramática tampoco queda atrás. Aquí hay que darle la derecha a la directora por elegir a su elenco de forma tan acertada, con actores y actrices capaces de funcionar en muchos aspectos a la vez. Greta también logra condensar en un filme bastante breve -al menos, para lo que estamos acostumbrados ahora- todo lo bueno y lo malo de esta muñeca tan controversial. Le agrega además una mirada hacia futuro, porque la trama de lo que sucede con Ken deja un espacio para la reflexión de qué lugar en el mundo ocupa hoy, el varón.
Es cierto que muchas de las cosas que se explican en la película parecen digeridas para que sí o sí puedas entenderlo. No es algo que moleste, aunque vuelve el final un poco más largo de lo que uno quisiera, porque lo valioso de todo el hype alrededor de este fenómeno es su esencia feminista, despojada de slogans y fórmulas exitosas. Muchos hombres se han sumado a la barbiepasión y hay momentos muy interesantes dentro de la historia que permiten repensar las formas de masculinidad. Puede gustarte más o menos, pero esta película no te va a dejar pestañear un segundo y eso ya es un montón.